En los chats grupales de WhatsApp de hombres abundan -o solo se habla de- tres temas: sexo, la peda y pendejadas. Corríjanme si me equivoco con la generalización, pero he tenido oportunidad de leer varios y eso es lo que he podido concluir. Los dos primeros se manifiestan por medio de fotos/videos/memes y el último casi siempre en texto. Pero en temporada de Mundial, también hay quinielas e intercambio de estampitas… o mujeres.
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Por DAFNE RUIZ Por supuesto que no es sorpresa que entre ellos se presuman a las viejas que acaban de conocer, a las que “se están dando” o que todavía “no aflojan” pero las “están trabajando”. Tampoco es algo difícil de creer que se las intercambien, cual estampita del famoso álbum, o las presenten con otros amigos. Tal fue mi caso mientras sucedía el Mundial anterior, el de Rusia. Resulta que Marco*, un chico con el que salía, tenía una fijación con “la consultora” y para que se la conectaran tuvo que llegar a una negociación. Nada tonto, comenzó con opciones que a Pietro* no le convencían o que ya hasta repetidas las tenía. La fichita con la que salí, ¿verdad? Fue entonces que no pudo más con su frustración, tuvo que jugar su carta fuerte, o sea yo. Cuando me enteré (por Pietro, porque fue así que nos conocimos), no supe cómo sentirme realmente. Por un lado a mi ego le habían dado no sé cuántas latas de Redbull; yo, estampita que duele dejar ir, cotizada, suficiente como para que soltaran otra de igual valor. Por el otro estaba sacada de onda, decepcionada. No porque esperaba más de Marco sino porque obtuvo lo que quería a mis expensas sin ningún tipo de comisión o beneficio para mí. Pietro ni siquiera es guapo ni millonario (solo tenía a otra estampita muy chingona y exclusiva), así que no eso nunca prosperó. El lado bonito de todo es que gané a un amigo que hoy sabe que, si me va a convertir en estampita del Mundial, por lo menos tiene que valer mucho la pena. Y me parece que ya domina los criterios. Entre mujeres ese intercambio pasa muy poco porque, aunque la basura de una puede ser el tesoro de otra, no nos gusta estar como mapaches ni tampoco nos gusta reciclar en ese ámbito. Rara vez es cuando “Salí con él, no hubo química, pero creo que podría hacer buen match contigo” ocurre. No, no, no. Hasta sería raro. Yo todavía no concibo a las mujeres que “piden permiso” para salir con el ex de otra (sabiendo todo lo que le hizo). Ojalá de verdad pudiéramos intercambiarnos a los que salen en las estampitas del Panini. Si te preguntas qué pasó con Marco y “la consultora”, pues mi estimada lo mandó a volar después de la primera cita. Marco, no porque por fin tengas acceso a un exclusivo club significa que perteneces ahí. Moraleja de la historia: Si eres de los que intercambia “estampitas” ten tantita m*dre y ponte en nuestro lugar. Es horrible que te escriba un desconocido, sobre todo si es muy teto y no tiene nada que ofrecer. *Los nombres fueron cambiados para proteger la privacidad, desfachatez y tristes hábitos de los participantes de esta historia.
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