Por Genaro Lozano
No tengo los datos del Instituto Nacional de Migración, pero en los últimos dos años la Ciudad de México ha vivido un verdadero éxodo de estadounidenses de más de 20 y menos de 40 años, que se han mudado de manera temporal o definitiva a la ciudad. Tan solo basta con salir a cualquier bar o discoteca en la Roma, Juárez, Condesa o Polanco. Basta con terminar a las 4 de la mañana en alguna taquería de Álvaro Obregón y escuchar cuántos comensales hablan inglés. Hace unos días fui a una fiesta en la calle de Jalapa y los chilangos éramos la minoría, mientras que los neoyorquinos la mayoría. Tan solo basta con ver cuántos coaches de Commando, Síclo o tu estudio favorito son americanos. Hay una invasión de estadounidenses, de Nueva York, en la CDMX y se siente, para bien y para mal.
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Este delirio por Nueva York aporta variedad y dinero a la CDMX
Para bien porque muchos DJs, como Tommy Hart, ahora es DJ residente en varios antros y fiestas gay de la ciudad. Para bien porque ya es frecuente que cualquier fin de semana toquen artistas como Oceanvs Orietalis en Loo Loo Studio. Y no porque no haya buenos DJs chilangos o de otras partes de México, que sí las y los hay y muchísim@s, sino porque los Djs y las fiestas traen variedad y dinero a la ciudad. Para bien porque chefs como la neoyorquina Elizabeth Fraser ha hecho de Elly’s uno de los mejores restaurantes para comer o cenar en el país. Para bien porque las olas migratorias traen diversidad y riqueza a cualquier ciudad.
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Así nos pasó a principios de siglo, cuando la Ciudad de México tuvo una enorme oleada de migrantes argentinos que escaparon de la crisis política y financiera de su país, y así nos ha pasado con la migración venezolana desde 2012 en adelante, que nos ha traído buena música y restaurantes de arepas. Sin embargo, la más reciente migración de estadounidenses con mayor poder adquisitivo no está exenta de problemas.
Pero también está el otro lado de la moneda
Así como Tulum ha sido transformado por la migración de europeos y estadounidenses que han hecho todo muchísimo más caro y prácticamente inaccesible para los locales, la oleada neoyorquina que ha ido llegando a la Ciudad de México empieza a encarecer los costos de las rentas en colonias como la Roma y la Condesa, principalmente, expulsando a gente que llevaba décadas viviendo ahí ya que están encareciendo rentas y negocios en la zona. Esto es el proceso de gentrificación de algunas partes de la ciudad, que si bien no empezó ahora, sí se ha profundizado con la invasión de centenas de edificios y departamentos que ahora solo están disponibles a la renta mediante plataformas como Airbnb. En Delirious NY, el célebre arquitecto Rem Koolhaas define a Manhattan como la Piedra de Rosetta del siglo XX. Es decir, en ese manifiesto de amor a Nueva York, Koolhaas afirma que la historia, la arquitectura y el desarrollo neoyorquino ayudan a entender la historia global del siglo 20.
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La verdad es que la CDMX puede ser la Piedra de Rosetta de la pandemia de Covid-19, ya que en gran parte puede ayudar a entender los flujos migratorios, los cambios en la cultura laboral y el deseo de los más jóvenes de ahorrar y de vivir sin restricciones, todo esto originado por la pandemia. Gracias a que el empleo se volvió remoto, much@s pudieron continuar con sus trabajos en Los Ángeles, Nueva York, Chicago u otras ciudades, pero desde las colonias Roma o Condesa, pagando una renta ínfima, comparada con lo que pagaban y sin las restricciones de movilidad que los gobiernos de Trump y Biden decretaron.
Dua Lipa pudo haber puesto el ejemplo
Hay quienes reportan que Dua Lipa fue la pionera en mudarse a la CDMX y pasar aquí buena parte del año desde que empezó la pandemia. A la cantante se le ha fotografiado en restaurantes como Contramar o Pujol, pero también en museos y en una casa conocida como el nido de Quetzalcóatl que se renta en Airbnb.
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La ciudad está de moda y qué bueno, pero detrás de este delirio de Nueva York en la CDMX, está el lado negativo. Y es que, si buscas un departamento en la Juárez, te25 podrían cobrar la renta en dólares o que en tu próxima visita a El Califa o a la taquería de tu elección, las tostadas que antes te regalaban con salsas, ahora te las van a cobrar a precios de Manhattan, o del Pujol... Sigue leyendo...