Nueva York es una de las ciudades más vibrantes y cosmopolitas del mundo, y su oferta gastronómica es un reflejo de su diversidad cultural. Con más de 24 mil restaurantes en la ciudad, hay algo para satisfacer los gustos de todos, desde la comida rápida hasta la alta cocina. Hemos escogido unos restaurantes entre la variadísima oferta que la Gran Manzana nos ofrece para que sepas dónde consentirte cuando estés ahí.
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Por: Carlos Sánchez Rey
Carlyle
Un clásico en el Upper East Side frecuentado por ejecutivos y gente con un alto poder adquisitivo que residen en la zona. La comida es una excusa para relacionarse en este templo de la cocina que ha sido la cuna de personajes míticos en la ciudad como George Clooney o Bill Clinton. Incluso tienen conciertos privados como el de Kilie Minogue. Después de la cena, la clientela pasa al café Carlyle para tomarse un cocktail Serrano en honor a este mítico barman de origen español, mientras escucha el mejor jazz. Las ostras nos encandilan, así como el rib eye que nos llega en su punto, maridado con un vino que lo magnifica aún más, las patatas con trufa no se pueden explicar. No hay duda de que este local se encuentra entre los considerados míticos y no le faltan motivos. Si queréis llevaros una imagen del Nueva York que todos tenemos en la imaginación, no podéis dejar de venir a este templo urbano, cosmopolita y eterno.
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Hortus
En plena Quinta Avenida, entramos en este enclave de la comida asiática contemporánea, una fusión asiático europea con influencias de Japón y Corea. Aparece en la guía Michelin y muy merecidamente. El menú es sorprendente desde el principio porque no se ajusta a casi nada de lo que acostumbramos. Dejamos que nos sorprendieran y vaya si lo hicieron. Los cocktails son otro capítulo a reseñar. A base de yuzu nos presentaron sabores tan espectaculares como las exquisiteces que los acompañaban. Y todo a un precio más que razonable para esta ciudad. Sin duda un sitio al que repetir.
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Limani
En pleno Rockefeller Center encontramos este local amplio, elegante y coqueto, que se crece con una terraza a la plaza de este icono del Art Deco americano. De estilo mediterráneo con especial hincapié en el producto centrado en marisco y pescados, se puede decir que todo lo que sale de sus fogones está natural y sinceramente exquisito. Por un momento creímos estar en cualquier restaurante de la costa española. Muy remarcable su lista de vinos. Si buscás comida sabrosa en pleno corazón de Manhattan sin duda este es el sitio.
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Mollusca
Nuevo en la zona del Meat Packing District encontramos este restaurante que viene con clara intención de quedarse. La decoración es sobria y elegante y la iluminación invita a la intimidad de la conversación entre los comensales. Como su propio nombre indica las delicias del mar son su seña de identidad y los Mollusca tagliatelle que son su plato estrella nos sirven de aperitivo. Seguimos con una rica variedad de crudos en forma de rollitos y de sashimi que se derriten en nuestra boca y hacen las delicias de nuestro paladar.
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Hawksmoor
En un edificio cargado de historia desde el que el mismísimo Roosevelt junto a un pastor y al billonario Kennedy intentaron luchar contra el vició y la corrupción en la ciudad. Gracias a Dios fracasaron. Y ahora tenemos uno de los mejores restaurantes de carne de Nueva York. Desde la sala principal, el Assembly Hall en el que se gestaron derechos fundamentales hoy en día como el sufragio universal podemos degustar un menú temático centrado en carnes muy bien elegidas desde distintos rincones del país dependiendo de la época y de una calidad sin parangón. Desde luego que si eres carnívoro este es tu sitio y Tamp Beef es tu plato. Antes de entrar a comer es necesario probar sus cocktails famosos en todo Nueva York, sobre todo el Manhattan como no podía ser de otra manera.
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Saishin
Una sorpresa en el rooftop del hotel Gansevoort nos espera tras una barra. Un sushi man que prepara con conocimiento y esmero los exquisitos alimentos que te van sirviendo uno tras otro mientras asistes en primera línea a toda la cadena del proceso. Dos menús satisfacen el apetito de los comensales, uno con doce platos y otro con quince y en ambos el recorrido por la gastronomía nipona se hace casi místico. Un desfile de platos nos alegra la vista y el paladar esperando con auténtica devoción el siguiente por venir.Toda una experiencia.
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Tacos Güey
Este concurrido restaurante de Flatiron junto a Chelsea concentra en su interior la vibrante onda mexicana junto con los looks neoyorquinos que se acercan a descubrir la gastronomía de moda en su versión más fidedigna junto a una mayoría de clientes locales que no dejan de repetir. Encontramos cocktails para abrir boca como el Chavo Chido o el No Manches con una selección de mezcal de las más abultadas de la ciudad junto a This Way, That Way y demás Ways haciendo clara referencia fonética al nombre del local, que preparan nuestras papilas gustativas para un menú tan corto como auténtico. A destacar los mariscos porque no pueden ser más frescos, especialmente el pulpo y el Long Islamd Duck porque ahí es donde está localizada la granja de donde se abastecen y creedme si os digo que es uno de los patos más sabrosos que hemos comido.No esperéis encontraros el típico restaurante mexicano, porque aquí cada plato tiene la mano del chef y se aprecian y mucho las influencias de la cocina francesa y japonesa. Sin duda una parada obligada.
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Bacarrat
No podíamos irnos de la ciudad sin acercarnos a esa pantalla iridiscente y multifacetada que supone la fachada del emblemático hotel que Philippe Starck convirtió en referente para neoyorquinos y foráneos hace años. Las impresionantes arañas te acompañan con sus bling bling descolgándose de techos gigantes como trapecistas del lujo brillante y bien entendido del arquitecto francés. Su champán y sus vinos con los que maridan sus carnes y pescados servidos en copas de este cristal de roca que nos enamora y que desparrama sus brillos por toda la comida empapándolo todo de glamour incansable. El foie y el wagyū son de otra galaxia. Y como broche a tanta delicia os recomendamos el merengue. Sencillamente insuperable. El ambiente, cosmopolita y elegante como no podía ser de otra manera.
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