La teoría del gran filtro no va contra la posibilidad de hallar vida inteligente fuera de la Tierra, pero busca explicar por qué no la hemos visto.
La paradoja de Fermi puede resumirse como la contradicción que hay entre las enormes probabilidades de que exista vida inteligente más allá de nuestro planeta y el hecho de que, hasta el momento, no tenemos ninguna prueba contundente de ella. Muchas explicaciones han surgido desde hace varias décadas para la cuestión, siendo una de ellas la que te compartimos ahora: la teoría del gran filtro.
¿Qué es la teoría del gran filtro?
Aunque ha alcanzado más resonancia en los últimos años, la teoría del gran filtro fue una propuesta que se hizo desde 1996 por el economista estadounidense, Robin Hanson, al intentar ofrecer una solución a la paradoja de Fermi.
Podemos entender a la teoría del gran filtro como la posibilidad de que, aun cuando la vida inteligente pueda ser “abundante” en el Universo, todas las civilizaciones que existen en él están destinadas a enfrentar, en última instancia, alguna barrera para su propia supervivencia.
Ese momento que marcaría la extinción de toda una civilización podría venir de fuera (un asteroide, por ejemplo) o bien ser el resultado de algo al interior (una guerra).
Abreviando, la teoría del gran filtro dice que hay una barrera que impide que las civilizaciones lleguen a crecer lo suficiente como para colonizar otros mundos o, cuando menos, para expandirse y hacerse notar.
¿Estamos llegando a nuestra barreara final?
No hay discusión sobre que la humanidad ha evolucionado bastante, sobre todo en los últimos cien años. Tal vez por lo mismo las inquietudes por hallar vida a este nivel o superior, en el espacio exterior, son mayores.
Algunos especialistas creen que, de ser real la teoría del gran filtro, ya se están empezando a avistar las candidatas a esa barrera final que nos impediría seguir creciendo y contactar con otras inteligencias. Para el caso, se piensa en el cambio climático, el avance (a veces atemorizante) de la inteligencia artificial, las pandemias o las fricciones entre países que, en el peor de los casos, podrían derivar en una guerra nuclear.
Todo esto no deja de ser una teoría, pero es cierto que ha sido estudiada con toda la seriedad, ya que para algunos científicos se perfila como una buena explicación a la ausencia de evidencias.