¿Quieres reivindicarte?
1. Analiza
Indaga en las ventajas y desventajas de ser fiel, versus las ventajas y desventajas de ser infiel. No olvides poner atención en los costos que acarrea cada estado. Observa lo que estás poniendo en juego.
2. Se honesto.
¿Quieres estar en una relación donde haya un compromiso, exclusividad sexual y afectiva; o más bien prefieres vivir una vida disoluta y tener diferentes parejas sexuales?
3. No te comprometas aún.
Al menos mientras te regeneras. Quizás para algunos asumir un comportamiento serio de la noche a la mañana, les funcione, pero otros necesitan tiempo. Nuestros patrones de comportamiento son muy arraigados y es muy difícil que de buenas a primeras se logre un cambio. Tómate tu tiempo.
4. Aléjate de los infieles. Si tu círculo de amigos auspician la infidelidad y/o la promiscuidad sexual, no lo lograrás. Rodéate de personas que apoyen la fidelidad, evitarás caer en la tentación.
5. Oídos sordos a los reproches. Y es que las actitudes como el rechazo, el reproche, así como los juicios de valor hacia quien tiene la intención de cambiar, lo único que generan es confirmarle a la persona que es incapaz de reformarse y seguramente lo único que va a lograr es continuar comportándose de esa manera, ya que llegará a la conclusión de que su comportamiento no tiene remedio.
6. Se sincero con la relación que quieres. Decirle a la persona que llega a tu vida qué tipo de relación te gustaría, ahorrará muchos dolores de cabeza a los dos. Hay que ser congruente: no ofrezcas compromiso cuando tu motivación principal es la variedad.
7. Establece acuerdos con su pareja. Sólo hay de dos, relación cerrada (esa que no acepta un tercero) o abierta y aunque para muchos suene utópico, aquí no hay asuntos morales, insultos, ni faltas de respeto.
8. ¿Tienes argumentos para ser infiel? Deja de justificarte con argumentos inapropiados. Nuestra cultura ha valorado la idea de la infidelidad masculina mientras prohibe y condena la femenina. Nuestra tendencia a ser infiel está siempre presente y en muchos casos, se tiende a justificar con la idea de que es algo natural o genético, lo que es falso. Basta de pregonar con la misma idea generación tras generación. No seamos absurdos.
9. Cambia tu manera de ver a las mujeres. Los hombres clasificamos a las mujeres en dos grupos: las santas ( con las que nos casaríamos y tendríamos hijos) y las diablas (amantes, las de los encuentros ocasionales). Es necesario ir más allá de esa distinción entre la pureza y la sensualidad, entre la ternura y el deseo, y aprender a ver una mujer completa, con la que se pueda vivir una sexualidad sana, libre, y con la que sea posible emprender un proyecto de convivencia basado en el respeto.
10. No juzgues. La fidelidad es un valor y cada le da un peso distinto a los valores. Quizás para algunas personas la fidelidad no está en su escala de valores, pero ¿quienes somos nosotros para decir que esa persona está mal?