Aaron Paul e Eiza González son amigos desde hace años, y aunque se han apoyado continuamente en sus proyectos, nunca habían trabajado juntos, hasta ahora.
En Ash, Eiza da vida a Riya, una astronauta que despierta y encuentra a su tripulación masacrada. Cuando un hombre llamado Brion (Paul) llega a rescatarla, se desata una serie de eventos de terror psicológico y físico, mientras Riya y Brion deben aprender a confiar el uno en el otro para sobrevivir.
Construyendo la confianza
Aaron nos contó que Eiza mantiene una gran relación con su esposa, y sus hijos, pero que fue casualidad que los invitaran a ambos a formar parte de este proyecto.
“Por suerte, a ambos nos encantó. Poder ver a mi querida amiga -soy un gran admirador suyo tanto en pantalla como fuera de ella- liderar un proyecto y la dedicación que le puso, fue hermoso. Eiza tiene una fuerza increíble”, nos compartió Aaron en entrevista en Austin.
En un inicio sus personajes se sienten escépticos hacia el otro, por lo que los actores tuvieron que reflejar esa dinámica en pantalla.
“Tenemos mucha confianza, lo cual fue interesante porque estos personajes no necesariamente confían en el otro. Pero nos apoyamos mutuamente. Desde el primer día -o incluso antes-, y durante todo el proceso, nos mantuvimos en contacto. Nunca hubo dificultades, preocupaciones ni inquietudes. Ninguna duda. Simplemente nos conectamos al instante. Creo que eso ayudó a todo el proceso”, relató el famoso actor de Breaking Bad.
Preparación física
Las secuencias de acción y combate también son un elemento clave en Ash, especialmente en la parte final. Para prepararse, Eiza trabajó con el actor Iko Uwais, reconocido por su habilidad en las artes marciales.
“Trabajé con Iko, que hace todos sus stunts él mismo. Nunca había trabajado con un actor que hiciera todo; escuchas casos como muy especiales como el de Tom Cruise, pero realmente lo viví con Iko. Es un arma caminante y me ayudó mucho trabajar con alguien tan bueno en coreografías de acción, porque aprendí muchísimo de él”, explicó Eiza.
Otro de los mayores desafíos para ambos, fue portar los trajes de astronauta.
“Nuestros trajes eran muy pesados y muy difíciles de maniobrar. Las escenas de acción se vuelven más complicadas en ese aspecto, en el hecho de que los trajes eran muy pesados para el cuerpo. Poder manejar eso a través de la actuación, y no dejar que te afecte, me pareció de lo más interesante”, dijo Eiza.
“Soy actor y siempre he soñado con volar por el espacio. 2001: A Space Odyssey ha sido una de mis películas favoritas -sino es que mi favorita-, durante mucho tiempo. Es curioso porque, de hecho, interpreté a astronautas dos veces seguidas. Interpreté a uno en un episodio de Black Mirror y luego en esta película. Son astronautas completamente diferentes, pero fue un sueño”, expresó Aaron.
Creando la atmósfera
Uno de los distintivos de Ash es que más que ciencia ficción, es una combinación de thriller psicológico, terror y gore, para lo cual Flying Lotus, el director, construyó una atmósfera muy específica en el set de Nueva Zelanda.
“Filmábamos en una especie de almacén, tanto el exterior y el interior de la estación espacial estaban en el mismo set, algo que no suele ocurrir en muchos proyectos. Estábamos allí cinco días a la semana, a veces seis. Era un lugar muy oscuro, y aislado. En cuanto ponías un pie en el set, te transportabas a otro lugar, a otro mundo. Entre cada toma, el director ponía una especie de música siniestra que vibraba por las bocinas. Realmente eso creaba la atmósfera, el tono de la película”, explicó Aaron.
Y aunque trabajaron arduamente, Aaron contó que también hubo oportunidad para explorar Nueva Zelanda.
“El trabajo era incansable de lunes a viernes. Pero los fines de semana teníamos tiempo para salir. Queríamos explorar. Solemos viajar por todo el mundo y hay que disfrutar eso al máximo. Pasamos días preciosos en jardines botánicos o cascadas. Con mi familia: mi mujer y mis hijos, fuimos a donde rodaron parte de El Señor de los Anillos y a las Glowworm Caves (cuevas de criaturas bioluminiscentes). Fue increíble, mágico. Todo lo que uno imagina y mucho más”, rememoró Aaron.
Regresar a Austin
Para ambos, Austin es una ciudad muy espacial, y SXSW un festival incomparable.
“Este es un festival de cine experimental y de nuevos directores, donde nacen muchos nuevos directores independientes; también es casa de algunos creativos como Richard Linklater o Robert Rodríguez. Es un lugar donde vive muchísima gente con mucho punto de vista artístico”, señaló Eiza.
“Me encanta Austin. Tengo muchos amigos aquí. Cuando vienes, todos te reciben con los brazos abiertos; la hospitalidad sureña es real, y es adictivo. Todos les abren las puertas a todos; es refrescante. Esta es mi primera vez en SXSW, y aunque he estado haciendo prensa sin parar, puedo sentir la esencia de este festival. Todos están contentos, y emocionados. No es demasiado recargado -y no tengo nada en contra de otros festivales, pero algunos otros se sienten un poco recargados-, pero este se siente más relajado. Es genial”, finalizó Aaron, quien próximamente volverá a la televisión.
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