En la película de “La Sustancia” se nos presenta un momento clave, en el que toda una interpretación de los hechos es posible.
Una de las películas más controversiales que vimos el año pasado fue “La sustancia”, largometraje dirigido por Coralie Fargeat y protagonizado por Demi Moore y Margaret Qualley. Esta historia, inscrita en el subgénero del body horror, sigue dando tema de conversación, aun cuando han pasado meses de su estreno en salas de cine.
Como suele suceder con muchas películas y series, “La sustancia” encontró, en ojos de los más atentos, un punto donde toda una teoría, que cambia el significado de lo que vimos en pantalla, cabe. Y sí, lo que ahora te presentamos tiene sentido, y puede ser otra forma de aceptar lo que pasó en la vida de la martirizada protagonista.
Recordando “La sustancia”
Por no dejar cabos sueltos, queremos refrescar lo que esta película nos contó. En ella seguimos la decadencia de Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una actriz que vio la verdadera gloria en su carrera, pero que también ha sido testigo de cómo la pérdida de juventud y vitalidad ha eclipsado lo que alguna vez fue.
La película nos introduce en esta última etapa de Elisabeth Sparkle, tiempo en el que ocurre el fatídico día en que tiene un accidente que cambia el rumbo de su porvenir. Es en ese punto, cuando asiste a la atención médica, que es presentada ante ella una aparente luz en su camino: La sustancia.
Lo que viene después es el meollo de la película, donde poco a poco la relación costo-beneficio, de usar la sustancia, termina por degenerar en todo un festín para los amantes del horror.
Una teoría que cambia tu forma de ver la película
Tras el aparatoso accidente, “La Sustancia” va dando un giro surrealista a lo que vimos en un principio. No es abrupto, pero progresivamente se va dando, hasta llegar a algo que rompe toda semejanza con la realidad.
Considerando que el evento que cambia el rumbo está bien definido (el accidente), no es de extrañar que ahí se haya hecho espacio una teoría.
Según lo que apunta esta nueva versión de los hechos, al momento de sufrir el accidente, nuestra protagonista entra un episodio disociativo, provocado por el estrés y el trauma. De ser así, la dichosa sustancia no sería más que la materialización de un remedio “mágico” a su problema principal: la pérdida de juventud y belleza. El asunto va tornándose en todo un delirio que deja de tener relaciones conocidas con lo posible.
Así que ahí la tienes. Esta es la teoría que circula en internet y que propone una nueva lectura a la película de 2024.