Fue en el año 2000 cuando un director visionario llamado Tarsem Singh debutó en Hollywood con una película de asesinos en serie de estética surrealista extraña y angustiosa. Se llamaba The Cell, y era protagonizada por Jennifer López, actriz acostumbrada a hacer otro tipo de historias en la pantalla grande. A la fecha es su cinta más arriesgada y considerada como la mejor de su filmografía.
Uno de los puntos más fuertes de la película es la brillante actuación de Vincent D’Onofrio, quien además de sus horribles crímenes, nos lleva hasta el interior de su mente en donde todo puede ocurrir. Según Vincent D’Onofrio, su mujer quedó tan trastornada al ver su actuación que no le dejó dormir en su cama durante dos semanas.
La película es única en su manera de narrar los acontecimientos, pues en lugar de centrarse en el mundo exterior, nos llevaba a conocer las motivaciones íntimas para los actos de un monstruo humano.
En The Cell vemos a un asesino poco convencional (Carl Stargher) que ahoga a sus víctimas en el agua y luego se suspende sobre sus cuerpos mientras revive su fantasía. Después utiliza lejía para deshacerse de todas las pruebas. Stargher padece una extraña forma de esquizofrenia y, cuando la policía está a punto de asaltar su casa, sufre un ataque que le deja en coma.
La última víctima de Stargher no ha sido encontrada por la policía, quien se da cuenta de que la única forma de salvarla es despertando al asesino o entrando en su mente. Los médicos conocen una forma de “navegar” a través de las mentes en coma a través de la realidad virtual.
Es aquí cuando entra en la trama la psicóloga infantil Catherine Deane (Jennifer Lopez), quien es la pionera del tratamiento, y es capaz de averiguar más sobre la enfermedad interactuando en un mundo onírico con un niño en coma.
La pesadilla de una mente retorcida
La policía pide ayuda a Deane para entrar rápidamente en la mente de Stargher y obtener algunas respuestas sobre sus crímenes. Deane se adentra en la retorcida mente de Stargher y se da cuenta de que no será fácil encontrar a la víctima.
Dentro de las muchas cualidades de esta película, destacan los paisajes surrealistas y pesadillescos magníficamente logrados por Tarsem Singh, cuyos comienzos como cineasta se remiten a la dirección del video de R.E.M. “Losing My Religion”, que justo tiene una estética bastante inquietante que detonó por completo en The Cell.
Por otro lado, no debemos olvidar la presencia de la diseñadora de vestuario Eiko Ishioka. Ojo a este detalle: los trajes rojos de The Cell con los que los personajes llevan a cabo los viajes oníricos se reutilizaron en la película Drácula, de Bram Stoker, de la que Eiko Ishioka también fue diseñadora de vestuario.
Jennifer Lopez declaró que, después de Anaconda y The Cell, dejó de hacer películas de terror porque no quería que la conocieran como una scream queen. Sin embargo, dos años más tarde protagonizaría Enough, otro tenso thriller.
En resumen, The Cell es una extraña mezcla de ciencia ficción, terror, asesinatos en serie, juegos mentales, psicología, e inquietantes efectos especiales. Es un thriller fantástico y policiaco, a la vez que una incursión en la mente de un asesino tan perverso como Hannibal Lecter.
A pesar de que mucha gente cuestionó la película al encontrarla pretenciosa o desenfrenada, críticos como Robert Egger la consideraron una de las mejores películas del año 2000: “The Cell es una de esas películas en las que uno tiene muchas dudas al principio, pero luego, una a una, se van despejando y uno se ve seducido por el estilo y la historia”.