La Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) se lanzó a la órbita terrestre baja en 1998 y desde el año 2000 ha estado habitada continuamente por una tripulación en constante cambio que lleva a cabo investigaciones y experimentos científicos. Ha sido un centro de investigación en microgravedad, utilizado para estudiar la enfermedad de Alzheimer y el cáncer. Se ha utilizado para estudiar la Tierra, para comprender los efectos de los vuelos espaciales en nuestro cuerpo y para miles de otros experimentos que enriquecen el conocimiento humano. Pero no durará para siempre.
El futuro de la ISS
En 2022, la NASA anunció que las actividades de la estación terminarían en 2030 y, a partir de ese momento, sería arrojada al Océano Pacífico. Sin embargo, podría haber complicaciones. Las tensas relaciones entre Rusia, EU, Europa, Japón y Canadá podrían provocar un punto de inflexión en los programas. De hecho, Rusia podría salir de la estación y con ella 6 módulos y algunos sistemas de propulsión.
“El módulo ruso está diseñado para ser una parte integral de su funcionamiento y operaciones”, dice Henry Hertzfeld, experto en economía espacial, asuntos legales y políticos del Instituto de Política Espacial de la Universidad George Washington. “Entonces, si se retiraran, particularmente a corto plazo, sin dar suficiente aviso, eso sería un problema”.
Estaciones privadas
Ahora, uno de los planes sería involucrar a particulares con los costos de vehículos y transporte, liberando a la NASA y permitiéndole concentrarse en los servicios y la investigación.
“Lo que esperamos y lo que la NASA también espera es que al pasar la ISS a ser una estación comercial, la NASA pueda continuar con la investigación y el desarrollo de tecnología, dejando mucho dinero para luego ir a la Luna y Marte”, explica Matt Ondler, director de tecnología de Axiom.
En un futuro cercano, las estaciones espaciales como esta serán variadas y tendrán otros usos además de la investigación pura, incluido el turismo espacial y la fabricación en el espacio. Por ejemplo, el diseño de implantes oculares en el entorno de microgravedad para mejorar la visión en personas con degeneración retiniana. Tales sistemas diseñados en la Tierra son imperfectos debido a la fuerza de gravedad.