Nunca me llamó la atención el juego de rol de mesa de Dungeons & Dragons (no me odien, nerdos, por favor), pero hasta hoy soy muy fan de la serie animada de los 80. Tengo el set de DVDs completo, una edición para coleccionistas que incluye un libro con arte de los personajes, así como el último capítulo nunca transmitido -que fue grabado en audio. A diferencia de otras caricaturas, se trata de una que puede presumir de una historia con temas y situaciones densas -como la supervivencia, la vejez, el sacrificio-, algo poco común en una serie de aventura. Armar un plan para aniquilar al villano no era algo típico, ni siquiera el concepto de antihéroe estaba de moda, sin embargo, eso llegó a presentarse en un capítulo de Dungeons & Dragons. Nada que ver con los principios de justicia; fue algo oscuro e inesperado.
Fue en el 2000 cuando se estrenó la primera película basada en el famoso tablero. La verdad, con solo haber visto el póster creí que se trataba de un reboot de The Neverending Story. Con excepción de Jeremy Irons, la cinta tuvo un reparto -prácticamente desconocido- bastante gris que apenas logró recaudar 33 millones de dólares a nivel mundial (cuando su producción costó 45 de acuerdo a lo publicado por Collider). Vaya, las expectativas eran gigantes; todo mundo quedó decepcionado. Fue así que consiguió ocho nominaciones en los Stinkers Bad Movie Awards, muy similares a los Razzies.
La necedad
Para los que no lo saben, existe una secuela: Dungeons & Dragons: Wrath of the Dragon God, la cual contó con un presupuesto de 12 millones de dólares. La única decisión sensata del estudio fue haberla estrenado en Sci-Fi Channel, pero luego se decidió proyectarla en algunas salas de cine en Europa, recaudando 1.7 millones de dólares de acuerdo a Box Office Mojo. Flop tras flop. Vaya, la franquicia de Fifty Shades of Grey es malísima, pero al menos las tres entregas fueron un éxito en taquilla. No puedo opinar sobre Wrath of the Dragon God porque no la vi; cero ganas me quedaron después de la primera. Afortunadamente, los números no mienten, y la ausencia de tomates tampoco.
¿Pero qué necesidad, para qué tanto problema?
En 2012 aparece la tercera parte de esta franquicia: Dungeons & Dragons: The Book of Vile Darkness. No hay mucho que decir al respecto. Si se había firmado un contrato para una trilogía, se cumplió. Solo así me explico que este petardo haya sido concebido. Se lanzó en DVD en el Reino Unido (luego en SyFy en Estados Unidos), el nivel más bajo en el que una cinta podía caer (aunque Warner nos demostró el año pasado con la cancelación de Batgirl que hay un subsuelo en la industria). Dudo incluso que los fans de hueso colorado la hayan esperado con gusto, es más, dudo hasta de que la hayan visto.
La redención: Honor Among Thieves
La crítica coincide en que lo mejor de este “reboot” (que para nada califica como tal) tiene que ver con el cast; Chris Pine y Michelle Rodriguez gozando de plena aceptación, siguiéndoles muy de cerca Reté-Jean Page. Por desgracia, el malo de la película, interpretado por Hugh Grant, no ofrece nada nuevo. Además de los efectos especiales bien logrados, sigue la fórmula de Marvel en la que la comicidad respalda a la acción y la aventura. Nada que ver con la línea que se propuso para este título en el pasado. Sí, es entretenimiento puro, un rato agradable para toda la familia y que deja contentos a los fans del juego sin tanta complicación, ¿pero hasta cuándo se le dará gusto a la gente que creció viendo la serie animada?
En mi caso, todavía quiero una digna versión de ella, y eso no significa que se tenga que sacrificar el humor; las personalidades de Eric (el caballero) y de Presto (el mago) son tan importantes como el carácter de Hank (el arquero) y Diana (la acróbata). ¿Acaso un filme de The Avengers con héroes totalmente desconocidos -no los clásicos de los cómics de los 60-80 dejaría a millones de personas satisfechas? Lo dudo. Ese es el gran reto que tiene Marvel Studios después de haber terminado su fase cuatro. Nuevos héroes que se están quedando cortos.
Una probadita: El comercial de Renault
Un anuncio entretenido digno del Super Bowl con aires de corto que puedo calificar como el más acertado esfuerzo de llevar a la pantalla a la pandilla que después de subirse a una montaña rusa se transporta al reino de los Calabozos y Dragones sucedió gracias a Renault en 2019. ¿Hubiera tenido el mismo impacto con otros personajes? Por supuesto que no. El juego es muy de nicho, mientras que la caricatura tuvo un alcance masivo. Ese es el aspecto crucial o el infalible recurso que los estudios aún se niegan a utilizar. ¿Motivos de derechos o licencias? ¿Dudas sobre el desempeño en taquilla que tendría que apelar a los “viejos” sabiendo que los jóvenes son la mina de oro? Marvel hizo magia -y millones- al convertir la nostalgia en novedad. ¿O tú qué opinas, Mark Evanier?