Cinco años después del impactante final de la primera temporada, The Last of Us regresa con un episodio que no se anda con rodeos. Ya no se trata solamente de sobrevivir en un mundo devastado, sino de enfrentarse a lo que está mutando dentro de él.
Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsey) parecen haber alcanzado algo parecido a la paz en el refugio de Jackson. Pero esa calma es solo superficial. Ellie guarda resentimiento, y Joel, en el fondo, teme que la verdad que ocultó –haber evitado la creación de una posible cura para salvarla– termine por separarlos.
La tensión no tarda en explotar, y lo hace a través del personaje que más ha cambiado: Ellie.
Ellie toma el control
Decidida a demostrar que ya no es una niña, Ellie se ofrece como voluntaria para una patrulla de reconocimiento fuera de Jackson. La vemos más fuerte, más segura, pero también más impaciente. Su necesidad de probarse a sí misma y al mundo la empuja hacia un terreno peligroso.
Durante la expedición, el grupo encuentra un oso muerto. No fue una trampa ni un accidente: el animal fue cazado por infectados. El hallazgo plantea una inquietante posibilidad: ¿los infectados están aprendiendo a cazar en grupo?
Pero el verdadero horror se esconde en un edificio abandonado, donde Ellie descubre algo completamente distinto: una infectada que no ataca de inmediato. Se oculta en las sombras, la observa, espera, y solo ataca cuando Ellie baja la guardia.
El surgimiento de los Stalkers
Este momento es el verdadero corazón del episodio. Ellie no se enfrenta a un Runner cualquiera. La criatura que la acecha es un Stalker, una etapa más avanzada de la infección por Cordyceps, y una de las más aterradoras.
A diferencia de los Runners –que actúan por puro instinto– los Stalkers son más calculadores. Llevan al menos dos semanas infectados, se esconden, analizan y atacan con una estrategia casi humana. Son más rápidos, más silenciosos y, lo más perturbador: parecen tener un tipo de inteligencia táctica.
Ellie, junto a Dina, se lo explica al consejo del pueblo. Lo que vio no es una simple variación. Es una advertencia de que las cosas están cambiando allá afuera.
La evolución del horror: ¿Qué otros infectados veremos?
La serie ya nos mostró con crudeza a los Runners, Clickers y Bloaters. Pero este nuevo episodio sugiere que apenas estamos empezando a ver de lo que el Cordyceps es capaz.
Guía rápida de las etapas de la infección
Runners: Primeros infectados. Rápidos, impulsivos, sin estrategia.
Stalkers: Infectados por 2 semanas o más. Sigilosos, cazadores por naturaleza.
Clickers: Llevan al menos un año infectados. Usan ecolocalización para moverse.
Bloaters: Lentos pero poderosos. Años de infección los vuelven casi imparables.
Shamblers: Capaces de lanzar esporas corrosivas y propagar el hongo.
Rat King: Una aberración nacida de la fusión de varios infectados. Solo visto, hasta ahora, en los laboratorios de Seattle.
Este episodio deja pistas de que los Shamblers están cerca. En Jackson, algunas tuberías corroídas y zonas contaminadas podrían ser su rastro.
Más que un apocalipsis, una transformación
The Last of Us no es solo una serie de zombis. Es una historia sobre la evolución –biológica, emocional y moral– en un mundo que ha perdido las reglas. Y esta temporada promete ahondar en esa transformación.
La aparición de los Stalkers cambia las reglas del juego. Si los infectados están empezando a cazar con estrategia, ¿qué pasará cuando Ellie y Joel salgan de la relativa seguridad de Jackson?
¿Y si lo peor todavía no ha llegado?
The Last of Us vuelve más madura, más oscura y más tensa que nunca. Ellie está lista para luchar, pero el enemigo que se avecina es más inteligente, más despiadado y más complejo que todo lo que ha enfrentado antes. Solo queda una pregunta:
¿Estará el mundo preparado para lo que viene?
