Con la herida aún fresca tras la trágica muerte de Joel (Pedro Pascal), la segunda temporada de The Last of Us continúa adentrándose en un mundo desolado, pero cada vez más complejo. En su tercer episodio, la serie da un giro importante: no solo explora el duelo de Ellie (Bella Ramsey) y su sed de justicia junto a Dina (Isabela Merced), sino que también introduce a un nuevo grupo que, aunque en apariencia pacífico, promete ser una pieza clave en los próximos conflictos. Se hacen llamar los Serafitas, pero en las calles los conocen como los Cicatrices.
Los Serafitas: una comunidad marcada
¿Quiénes son estos nuevos personajes que caminan por Seattle en completo silencio y con extraños silbidos? A simple vista, los Serafitas podrían confundirse con una comunidad espiritual que ha adoptado un modo de vida basado en la fe y la supervivencia, alejados de la violencia. Sin embargo, las cicatrices en sus mejillas —su seña de identidad— cuentan otra historia: la de un pasado teñido de guerra, fanatismo y contradicciones.
En el episodio, los vemos moverse en grupo, empleando estrategias poco convencionales como el silbido para comunicarse sin delatar su posición. Son organizados, sigilosos y, aunque ahora parezcan inofensivos, las pistas apuntan a que podrían estar relacionados con hechos mucho más oscuros.
El origen de los Serafitas: de la esperanza al fanatismo
Para entender el presente de los Serafitas, es necesario viajar al pasado, antes del brote del hongo Cordyceps. Según la historia original del videojuego, este grupo nació alrededor del año 2013, bajo la guía de una mujer que sería conocida como la Profeta. Su mensaje: construir un nuevo mundo a través de la fe, la autosuficiencia y la vida en comunidad.
Pero en el mundo de The Last of Us, la paz rara vez perdura. A medida que el caos del apocalipsis avanzaba y estallaba la guerra entre la Agencia Federal de Respuesta a Desastres (FEDRA) y el Frente de Liberación de Washington (FLW), los Serafitas optaron primero por el aislamiento. Se establecieron en una isla cerca de Seattle, tratando de evitar el conflicto. No obstante, con el tiempo, la violencia los alcanzó y su mensaje original fue deformándose hasta convertirse en una doctrina fanática que justificaba el uso de la fuerza.
De víctimas a verdugos
Lo que alguna vez fue una comunidad espiritual, terminó por transformarse en un grupo armado que impone sus creencias. La serie apenas empieza a rascar la superficie de lo que representan los Serafitas, pero el juego deja claro que su historia está llena de contradicciones: fueron perseguidos, sí, pero también se convirtieron en perseguidores.
Con herramientas rudimentarias como martillos y flechas, se enfrentaron a grupos más organizados y armados. El resultado fue devastador para ellos, pero también les dio una reputación de guerrilleros feroces e imprevisibles. En el episodio, una emboscada pone en evidencia su vulnerabilidad frente a armas de fuego, pero no por ello se deben subestimar sus creencias y su capacidad para resistir.
El conflicto con Abby y su conexión con Ellie
¿Y qué tiene que ver todo esto con Abby (Kaitlyn Dever)? La segunda temporada está tejiendo lentamente los hilos que unirán el camino de Ellie y Dina con el de Abby. La aparición de los Serafitas no es casual: en el videojuego, este grupo está profundamente enfrentado con el FLW, facción a la que pertenece Abby. En medio de esta guerra silenciosa, el grupo de Ellie comenzará a encontrar restos de enfrentamientos, pistas y víctimas que los conducirán —directa o indirectamente— hacia su principal objetivo: Abby.
Este triángulo de conflicto entre Ellie, Abby y los Serafitas es lo que probablemente marcará el corazón narrativo de la temporada. Y con la presencia de figuras como la Profeta, aún ausente en la serie pero clave en el juego, se abren posibilidades de explorar el trasfondo ideológico de este nuevo enemigo.
¿Qué podemos esperar de los Serafitas en la serie?
Aunque el tercer episodio apenas presenta a los Serafitas, es evidente que su papel crecerá en los próximos capítulos. HBO tiene la oportunidad de profundizar en esta facción, explorar sus rituales, su estructura jerárquica y, sobre todo, las tensiones internas que pueden surgir en cualquier comunidad llevada al extremo.
Además, si los guionistas deciden introducir flashbacks sobre la Profeta o mostrar cómo sus enseñanzas se transformaron en fanatismo, podríamos tener una de las subtramas más potentes y trágicas de la temporada. La presencia de los Serafitas no solo amplía el universo de The Last of Us, sino que añade un nuevo dilema moral: ¿quiénes son realmente los monstruos en este mundo?
En un mundo donde ya no hay reglas, los Serafitas representan una religión sin misericordia, una comunidad que empezó con esperanza y terminó con sangre. Y ahora, cruzarse en su camino podría ser tan peligroso como enfrentarse a un infectado. Ellie y Dina están a punto de descubrirlo.