La paz en The Last of Us temporada 2 será más frágil que una ventana en plena horda de infectados. Joel y Ellie parecían haber encontrado algo parecido a una vida tranquila en Jackson, ese santuario montañés donde, por un segundo, el mundo parecía haber dejado de arder. Pero si algo nos enseñó esta serie es que la calma es solo la antesala del caos. Y el caos, en la temporada 2, tiene nombre y apellido: Abby Anderson.
¿Villana o víctima de las circunstancias?
Interpretada por Kaitlyn Dever, Abby no llega al universo de The Last of Us con intenciones pacíficas. De hecho, su presencia marca un antes y un después en la historia de Ellie y Joel (Bella Ramsey y Pedro Pascal, respectivamente). Pero llamarla “villana” sería simplificar demasiado una historia que, como todo en este mundo post-apocalíptico, está llena de matices.
Abby formaba parte de las Luciérnagas, ese grupo revolucionario que en la primera temporada buscaba una cura para el cordyceps y soñaba con un mundo más justo. Pero su vida cambió para siempre cuando Joel decidió salvar a Ellie… y en el proceso, mató a varios miembros clave de ese grupo. Entre ellos, el padre de Abby: el doctor Jerry Anderson, uno de los pocos que podía tener en sus manos la posibilidad de una cura real.
Revancha con nombre propio
Abby tenía una vida, una causa, un padre. Y en un abrir y cerrar de ojos, lo perdió todo. La tragedia la empujó a abandonar las Luciérnagas y buscar un nuevo propósito entre las filas del WLF (Frente de Liberación de Washington), un grupo militar liderado por Isaac Dixon, con base en Seattle.
Pero su verdadero objetivo nunca fue solo sobrevivir. Abby quiere justicia. O, desde su perspectiva, venganza. Su viaje la lleva directamente al corazón de Jackson, donde los fantasmas del pasado la enfrentan cara a cara con Joel y Ellie, dando inicio a uno de los conflictos más intensos y emocionales de la saga.
Una historia con dos caras
Lo más fascinante de Abby es que su historia obliga al espectador a cuestionarlo todo. ¿Es una antagonista por buscar justicia por su padre? ¿O es simplemente una víctima más del mundo despiadado que habitan todos los personajes?
A diferencia de otros enemigos de la serie, Abby no es un monstruo ni un dictador. Es humana. Llora, ríe, tiene amigos, sufre. Su presencia no solo divide a los fans, también rompe la narrativa tradicional del héroe y el villano, haciendo que Ellie y Joel —a quienes el público adora sin reservas— muestren su lado más oscuro.
Lo que viene: ¿más Abby en la temporada 3?
La historia de Abby es tan densa y emocional que difícilmente puede contarse en una sola temporada. Por eso, ya se habla de que su arco se extenderá hasta una tercera entrega y tal vez una cuarta. Porque The Last of Us no solo trata de sobrevivir a los infectados, sino de sobrevivir a las decisiones que tomamos.
Así que prepárate: lo que comenzó como una búsqueda de venganza puede terminar siendo una de las historias más humanas (y desgarradoras) del apocalipsis.
¿Tú qué piensas? ¿Es Abby una heroína incomprendida o una amenaza para Ellie?
