La esperada segunda temporada de The Last of Us ha traído consigo uno de los giros narrativos más impactantes: la introducción de Abby y su grupo. Estos personajes, que algunos jugadores ya conocen por The Last of Us Parte II, tienen un papel crucial en el desarrollo de la historia, y la adaptación televisiva ha sabido recoger lo mejor de ellos mientras introduce algunos cambios importantes.
El grupo de Abby: venganza y lealtad
En ambas versiones —videojuego y serie— Abby y sus amigos comparten un pasado común: todos fueron miembros de los Luciérnagas, el grupo rebelde que buscaba una cura para la infección a cualquier costo. La masacre de sus compañeros a manos de Joel despierta su sed de venganza, pero para Abby, la motivación es aún más personal: Joel no solo acabó con su grupo, sino también con su padre, Jerry, el cirujano que podría haber salvado al mundo.
La serie, sin embargo, opta por centrar la historia en los cinco miembros más esenciales del equipo, dándoles espacio para desarrollar sus personalidades y conflictos de forma tangible y emocionalmente poderosa.
Abby: entre la ira y la vulnerabilidad
Interpretada por Kaitlyn Dever, Abby emerge como el personaje central del grupo. Aunque la serie abandona la musculatura extrema que caracterizaba a Abby en el videojuego, Dever captura a la perfección la compleja mezcla de rabia, dolor y vulnerabilidad que la define.
A diferencia del juego, donde los jugadores descubren sus motivaciones mucho después de que asesine a Joel, la serie opta por humanizarla desde el principio, revelando su historia y el lazo con su padre. Este cambio permite que el público empatice antes con ella, añadiendo matices a la narrativa de venganza.
Owen: el amor perdido en medio de la guerra
Spencer Lord da vida a Owen, el antiguo interés amoroso de Abby. Su relación, marcada por el dolor y la culpa, es uno de los hilos emocionales más importantes en el trasfondo de Abby. Aunque la serie aún no explora abiertamente su pasado romántico, sí muestra el vínculo profundo entre ambos.
En ambas versiones, Owen representa el deseo de encontrar una salida al ciclo de violencia. Mientras que en el juego su motivación se intensifica por el embarazo de Mel, en la serie sugiere una simple consciencia de que están en desventaja táctica.
Mel: el dilema de la violencia
Ariela Barer interpreta a Mel, la médica del grupo y una de las voces más humanas dentro del equipo. En contraste con los soldados que la rodean, Mel duda en aplicar violencia innecesaria y, en la serie, se muestra especialmente incómoda con la brutalidad de la misión de Abby.
Aunque aún no se ha revelado su embarazo —clave en su caracterización dentro del juego—, su inclinación hacia la compasión la distingue del resto y presagia conflictos internos que podrían explotar más adelante en la temporada.
Manny: carisma y brutalidad
El enérgico Manny, interpretado por Danny Ramirez, es el soldado más leal de Abby y uno de los combatientes más temidos del WLF. En el videojuego, su sadismo le jugó en contra frente al público, especialmente por una polémica escena que la serie inteligentemente omite.
Sin embargo, su retrato televisivo conserva el carisma que hace de Manny un personaje difícil de ignorar. Fiel compañero de armas, Manny es el tipo de amigo que Abby necesita para sostenerse en un mundo que exige fortaleza sin piedad.
Nora: la sombra de un futuro trágico
Finalmente, Tati Gabrielle interpreta a Nora, otra ex Luciérnaga que combina habilidades médicas con experiencia de combate. En el juego, su trágico destino marca uno de los puntos de quiebre más oscuros para Ellie. La serie ya ha anticipado que esta escena crucial, en la que Ellie tortura a Nora para obtener información, será parte del desenlace de la temporada.
La interpretación de Gabrielle promete ser fundamental para capturar la intensidad emocional de ese momento y, potencialmente, redefinir la percepción de la violencia y la pérdida en el universo de The Last of Us.
Una nueva mirada a una historia de venganza
La adaptación televisiva de The Last of Us ha optado por profundizar en la humanidad de sus personajes desde el inicio, ofreciendo a los espectadores una comprensión más inmediata de sus motivaciones y dilemas internos.
Mientras que el videojuego nos obligaba a cuestionar nuestras emociones a medida que avanzábamos, la serie invita a entender —y sufrir— con cada personaje desde el primer encuentro.
Con una segunda temporada que promete ser aún más intensa, el grupo de Abby se consolida como una de las piezas clave de una historia que desafía la noción tradicional de héroes y villanos. Y apenas estamos empezando.