Desde pequeño, Adam Mackie soñaba con hacer cine. Su infancia en Líbano fue, sin embargo, complicada por la inestabilidad política y las limitaciones que ello implicaba para perseguir sus sueños. Aunque era un adolescente con aspiraciones artísticas, Mackie se enfrentó a la dura realidad de vivir en un país en conflicto, lo que hizo que, en sus propias palabras, “hacer cine fuera imposible en ese momento.”
Adam Mackie : Un sueño de infancia que sobrevivió a la adversidad
La guerra obligó a su familia a mudarse, y ese cambio trajo consigo nuevas oportunidades para Mackie. Al establecerse en Estados Unidos, encontró un ambiente en el que, finalmente, podía enfocarse en su carrera cinematográfica. Después de años de trabajo y sacrificio, Mackie decidió retomar sus estudios y cursó una licenciatura en animación, seguido por un doctorado en filmología en una de las escuelas más prestigiosas de Nueva York. Este arduo camino académico y su compromiso inquebrantable por aprender y mejorar lo llevaron a crear sus primeros cortometrajes, donde pudo explorar su estilo y creatividad en el cine.
La inspiración: La película que cambió su vida
Si bien desde temprana edad el cine ocupó un lugar importante en su vida, fue la película El paciente inglés la que encendió en Mackie una chispa especial. “Desde que vi ese filme, supe que eso era exactamente lo que quería hacer”, comenta. La cinematografía, la música y la profundidad emocional de la película lo marcaron profundamente, llevándolo a verla repetidamente hasta desentrañar sus detalles técnicos y artísticos.
Este amor por el cine visual y narrativo sigue siendo una constante en el trabajo de Mackie. Las películas, dice, tienen el poder de transportarnos, de contarnos historias que no solo nos entretienen sino que también nos tocan profundamente. Para él, crear una película es un proceso de construcción donde cada elemento –la música, la iluminación, los personajes y sus diálogos– forman una especie de “magia”, una mezcla de elementos visuales y emocionales que es el núcleo de su arte.
End of Story: Un relato de bloqueo y transformación
Entre los proyectos más personales de Mackie se encuentra su película End of Story. Inspirado por un escrito propio que había guardado durante años, el director decidió reescribirlo, dándole una nueva vida y profundidad. La historia narra las dificultades de un escritor enfrentando el reto de terminar su obra, mientras sus personajes parecen cobrar vida y desafiar sus decisiones narrativas. “Es una especie de lucha entre el escritor y sus creaciones”, explica Mackie, quien además añadió un elemento de complejidad a la historia al inspirarse en un amigo que lidiaba con una relación con alguien con un trastorno de personalidad.
Para hacer el relato aún más profundo, Mackie decidió incluir en la trama un muñeco de Edgar Allan Poe, como una figura con la que el escritor interactúa y reflexiona. Poe, una de sus influencias más fuertes, representa ese lado oscuro y gótico que tanto le apasiona a Mackie en el cine. La inclusión de esta figura da un toque sombrío a la historia y permite al espectador ver la conexión entre el mundo real y el psicológico del protagonista.
Edgar Allan Poe y el misticismo del cine gótico
La presencia de Edgar Allan Poe en la obra de Mackie no es casualidad. El cineasta confiesa que su admiración por Poe va mucho más allá de la obra literaria; es un profundo respeto por su estilo y sus temáticas. La atmósfera gótica y oscura que caracteriza las historias de Poe resuena en la visión cinematográfica de Mackie, quien intenta capturar ese mismo misticismo y profundidad en su trabajo.
Como fanático de Poe, Mackie reconoce que sus historias están impregnadas de un simbolismo y una oscuridad particular que influyen en la psique del lector o espectador. “Esta vida alternativa, el espíritu, la oscuridad… eso es algo que quiero en mi cine”, dice, refiriéndose a la conexión espiritual que logra con sus espectadores.
El bloqueo creativo: Un obstáculo y una inspiración
El proceso de creación cinematográfica está lleno de retos, y Mackie no es ajeno al bloqueo creativo. Durante la escritura de su película Prayers of the Unlucky, experimentó uno de estos bloqueos, un obstáculo que se ha vuelto familiar para él en varios momentos de su carrera. A pesar de que estas pausas creativas pueden ser frustrantes, Mackie ve en ellas una fuente de inspiración. Es precisamente la experiencia de sentirse atrapado en su propio proceso creativo la que le dio forma a End of Story.
Para Mackie, los personajes de sus guiones también pueden representar una especie de liberación. “Por un lado, mi personaje odia a estos personajes, pero también le dan ideas para su historia”, explica. El cineasta explora esta dualidad en su trabajo, mostrando cómo el bloqueo y la inspiración pueden coexistir y dar lugar a narrativas fascinantes.
Preparación minuciosa y la técnica de animación
Otro aspecto que distingue a Mackie es su preparación meticulosa. Proveniente del mundo de la animación, está acostumbrado a planificar cada detalle antes de llegar al set. Con una visión tan precisa de cada escena, su proceso de filmación se convierte en una experiencia altamente controlada, donde cada movimiento y cada ángulo ya ha sido ensayado y animado previamente.
Esta técnica es especialmente útil para sus cortometrajes, donde puede concentrarse en el aspecto visual y la narrativa de manera exhaustiva. Sin embargo, Mackie admite que a medida que los proyectos se vuelven más grandes y complejos, el control absoluto puede ser difícil de mantener. Aunque aún no ha experimentado un “bloqueo de director” en el set, no descarta la posibilidad de enfrentarse a este reto en futuros proyectos.
La admiración por el cine mexicano y los directores contemporáneos
Mackie también expresa su admiración por el cine mexicano y por directores como Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, quienes han tenido un impacto significativo en la industria cinematográfica mundial. Roma de Cuarón, en particular, es para Mackie una de las películas más románticas y visualmente impresionantes de todos los tiempos. Su trabajo en Gravity también ha dejado una huella profunda en el cineasta, quien destaca la innovación visual de esta película como una de las más sorprendentes en la historia reciente.
El cine como voz espiritual y mensaje social
Más allá del entretenimiento, Mackie considera que el cine tiene una misión espiritual y social. Cada vez que escribe una historia o dirige una película, busca transmitir un mensaje que vaya más allá de la narrativa superficial. “Cada película, de alguna manera, tiene un mensaje espiritual”, afirma. El cine, para él, es una forma de arte que tiene el poder de quedarse con nosotros, de hacernos reflexionar y de cambiar nuestra perspectiva de vida.
Para Mackie, crear cine es una responsabilidad, una oportunidad de influir positivamente en la vida de las personas. “Con todo lo que está pasando ahora en el mundo, el cine es una herramienta que puede usarse para enviar mensajes importantes”, dice el cineasta, reafirmando su compromiso de hacer películas que no solo cuenten historias, sino que también provoquen cambios en quienes las ven.
Con una carrera marcada por la perseverancia y un enfoque único en la narrativa y el simbolismo, Adam Mackie se posiciona como una voz emergente en el cine contemporáneo. Su habilidad para mezclar elementos personales y literarios, así como su visión gótica inspirada en Poe, le otorgan un estilo distintivo y una conexión especial con su audiencia. Mackie sigue explorando y desarrollando proyectos, y su historia es un recordatorio de que los sueños pueden hacerse realidad con dedicación, incluso ante la adversidad.