El arte de mentir. Entrevista a Álvaro Morte

Álvaro Morte entrevista Esquire

Álvaro Morte, el actor, dedicaría su vida profesional a representar todas las mentiras que Álvaro, la persona, no dice. Platicamos con él a las puertas de Sin límites, su nuevo proyecto, donde da vida a Sebastián Elcano, quien junto a Magallanes dio la primera vuelta al mundo en barco de la historia.

Por: Daniela Valdéz Fotos: Pablo Waisman

Mientras escribo estas líneas, Álvaro Morte sube un video en Instagram en el que no dice nada y dice todo. Se trata de la última vez que el profesor, ese personaje que lo catapultó a la fama internacional, cobra vida: el final del rodaje de la quinta y última temporada de La casa de papel. Sin embargo, después de platicar con él, puntualmente, y luego de interrumpirlo en una comida familiar para hacer esta entrevista en su único momento libre de la semana entre dos rodajes, siento un dejo de melancolía y otro de ilusión. No hemos visto el final aún (no les haría un spoiler tan terrible) pero me alivia saber que el profesor ha muerto. Y eso sólo puede significar una cosa: que tendremos la oportunidad de ver a Álvaro Morte reinventarse, una vez más, en otra personalidad. «Sé que el profesor es un personaje muy importante en mi carrera y en mi vida, pero cuando se te cruza en la vida algo tan grande, corres el peligro de quedarte ahí. A Sergio Marquina lo voy a llevar siempre conmigo, me encantó interpretarlo, pero lo que me gusta es la investigación, crear al personaje, una y otra vez».

Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos ser (Hamlet)

A pesar de la reciente fama, su carrera se remonta, por lo menos en mi imaginario, al día en que se juró a sí mismo que nunca volvería a mentir. Poco tiempo después, tras estudiar Telecomunicaciones durante un año, entró a la escuela de arte dramático, donde Álvaro Morte, el actor, dedicaría su vida profesional a representar todas las mentiras que Álvaro, la persona, no dice. «Cuando tenía 20 años mi padre me cachó en una mentira. No era grave, pero me cachó, y me la pasé muy mal. Si me hubiera regañado solamente, enojado, no habría tenido tanto efecto, pero él estaba decepcionado. Entonces me puse una regla: no mentir. Sin embargo, me permito mentir en la interpretación. Para mí, la interpretación es el arte de mentir», con esa. Si lo pensamos con calma, la diferencia entre un buen o mal actor radica ahí: ¿qué tanto nos estamos dando cuenta de que nos están mintiendo? Y es que así como la mayoría de los mortales vamos a la oficina, ellos se levantan, se visten, se despojan de su propia piel, entran en la vida de alguien más, y nos cuentan historias. Ya que nos dejen ver su personalidad, sus propios sentimientos, y que los distingamos o no, es otra cosa.

Álvaro Morte entrevista Esquire Sin Límites

Foto: Papo Waisman para Esquire México

Sin embargo, Álvaro es un actor muy técnico, con la cabeza bien puesta: toma su trabajo muy en serio y lo lleva a la perfección. El día que hablamos, había pasado toda la semana entre el set de La casa de papel y el rodaje de Sin límites, la serie donde encarna a Sebastián Elcano, quien se embarcó con Magallanes y dio la primera vuelta al mundo en barco de la historia. Entonces me surge la curiosidad de qué significa representar a dos personajes a la par. Al respecto, comenta: «Quizá sea por la formación teatral que tengo, pues en teatro haces varios personajes distintos en la misma función, y me gusta mucho jugar a que un solo actor pueda hacer varios personajes. Tengo cierto entrenamiento». No olvidemos que junto con Blanca Clemente, su esposa, montó la compañía 300 pistolas, en la que recuperan clásicos como La casa de Bernarda Alba o El Lazarillo de Tormes de una forma innovadora, acercándolos a público con honestidad y frescura, y llegando hasta las y los jóvenes, ofreciendo funciones en escuelas.

Algunos nacen grandes, otros logran grandeza (Noche de Reyes)

«Nos entusiasma mucho hacer campañas escolares. Me recuerdo a esa edad en la que sabíamos que teníamos que hacer algo, pero en realidad los adultos no nos ayudaban a decidir, simplemente decían que la vida es dura, que debíamos buscar un trabajo que nos diera estabilidad. Nunca nos preguntan qué es lo que nos haría felices. Mucha gente trabaja en cosas que no le gustan, luego se acostumbra y eso se vuelve su vida, pero vida solo hay una y hay que aprovecharla al 100: tomar las riendas de tu vida con todas las consecuencias», reflexiona. Era impredecible saber que tras cambiarse a arte dramático después de un año en Telecomunicaciones, con una carrera de dos décadas a cuestas, Álvaro se convertiría en Álvaro Morte, y que su progenitor estaría muy orgulloso de él. «Mi padre empezó a trabajar desde los siete años y estaba obsesionado con que yo estudiara una carrera en la que encontrara un trabajo seguro, como economía, arquitectura, medicina o algo así. Empecé una carrera por la presión y al año no podía más. Luego, al estudiar arte dramático, encontré ese camino maravilloso. Aunque llegué al éxito mundial a los 40 años, siempre tuve claro que esto era lo que quería hacer».

Ojalá pudiera olvidar lo que he sido, o no recordar lo que ahora debo ser (Ricardo II)

¿Qué es lo más complicado de su trabajo? «Para mí, lo difícil no está en meterte en la piel del personaje, sino en crearla. Ese es el momento interesante, el trabajo duro en el que hay que invertir tiempo, paciencia y tenacidad. En este punto hay que ser exhaustivo, concreto y esmerarse mucho. Una vez que lo tengo construido, ya sé perfectamente cómo es y puedo interpretarlo». Pero, tal como en la vida real, afortunadamente, la profundidad del carácter siempre nos sorprende, Morte deja la puerta abierta a descubrir cosas sobre la marcha y a dejarse sorprender. Aunque tarda un tiempo en mencionar esta palabra mientras habla sobre su trabajo y lo hace solo una vez, yo escucho “empatía” durante toda la entrevista, de manera repetida. Es eso lo que hace que sus amigos de la vida digan que Álvaro es Álvaro aunque lo paren personas extrañas por las calles de Roma o Londres a tomarse una foto con él, o que —durante esta conversación— me sienta como si disfrutara de un café con un amigo cercano, y no entrevistando a una persona que ha entrado hasta la televisión de millones de personas en 190 países con un personaje tan metódico y obsesivo como él mismo cuando se prepara para interpretar.

«Lo que me gusta es la investigación, crear al personaje, una y otra vez».

Álvaro Morte entrevista Esquire La Casa de Papel

Foto: Papo Waisman para Esquire México

Todo está listo si lo está tu mente (Henry V)

Álvaro Morte sabe como pocos tomar un guion y convertir a ese personaje en persona. Él entiende la manera, a veces sutil, otras arrebatadas, en las que se pasa de la acción a la realidad, y lo hace comprendiendo quién es el personaje lejos de sí mismo, explorando la luz, las sombras, de arriba a abajo, por dentro y por fuera. «Cuando me enfrento a un personaje, busco, por ejemplo, su edad, no solamente la real, también la asumida, pues alguien de 35 años podría parecer de 50 y comportarse como de 23. Debes ver lo que tiene asumido. Analizar su cabeza, su personalidad, su conducta, su ego, su imagen, la imagen que le gustaría ofrecer y sus niveles de autoaceptación. Cuando hago esto nunca pienso en mí. No meto mis experiencias vitales ni mis emociones para sacar una verdad de los personajes, soy más racional en ese sentido. Él es él, yo soy yo. Esto me ayuda a convertir al personaje en persona», explica. Entonces no me puedo resistir a preguntar lo inevitable: ¿sufre las historias con sus personajes? «No, yo no siento las cosas que expreso cuando estoy actuando. Si tengo que interpretar la muerte de alguien, no me duele. Soy muy técnico en ese sentido, lo hago desde la mentira. Esto puede sonar mal, pero no me implico emocionalmente porque prfiero reservarme mis emociones para mí, Álvaro, y no para la figura en la que me convierto con un personaje. Mis emociones son mías y las comparto con las personas cercanas a mí», revela sin dudas.

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