C. Tangana se encuentra en nuestro país en compañía de la productora Little Spain para presentar “Esta ambición desmedida” el documental que captura el antes, durante y después de la creación de El Madrileño, su álbum rompe récords.
El filme inauguró el Festival de Cine en Guadalajara y ahora le toca el turno de exhibirse en las pantallas de la Ciudad de México. El cantautor español se encuentra en la ciudad al lado de Santos Bacaná, Cris Trenas y Rogelio González, directores del filme y cabezas de la compañía Little Spain.
La ambición desmedida de C. Tangana
ESQUIRE: ¿Cómo se comenzó a gestar la realización del documental?
Santos Bacaná: Hubo varios inicios y el primero fue simplemente con la intención de documentar el proceso inicial de la grabación de “El Madrileño”, de hecho, han sobrevivido partes filmadas en Cuba. Había la sensación de que iba a ser algo interesante de documentar tanto el trabajo con otros artistas como con Andrés Calamaro, pero es verdad que luego la pandemia frustró mucho ese proyecto que tenía la idea de ser muy viajado entre Argentina y los Ángeles. Nos asentamos en Madrid y comenzó a cambiar la naturaleza y en aquel momento Cris concibió más un formato de documental.
Más de seguir a Pucho (C. Tangana) de estar mucho con él y de ver los problemas que enfrentaban en aquel momento y eso se estiró hasta el momento cuando iniciaba la gira. Entonces se tornó a ser un proyecto súper ambicioso, hacer un seguimiento durante la gira y durante este proceso que se preveía como algo muy complejo.
ESQUIRE: ¿Recuerdan algún suceso en particular que después de años de estar grabando, en sus cabezas ocurrió de una manera, pero cuando vieron el material en realidad fue distinto?
Santos Bacaná: Yo recuerdo mucho la conversación en la azotea con Calamaro. Eso fue media hora de Calamaro abrazando a Pucho con poesía y eso me parece increíble, pero con mucha lucidez iba como anticipando cosas de la carrera de un músico. De hecho, me acuerdo cuando dijo “en México te van a saber amar” siempre esto me pareció mágico y me encanta que hay un pedacito de eso en el documental.
Rogelio González: Me gusta la pregunta porque es verdad que luego te imaginas cosas que pueden ser importantes para la historia y llegas a la sala de edición y no tienen ningún sentido. Nos pasaba mucho que creíamos que teníamos una situación muy importante para la historia y luego cuando veíamos lo que teníamos, en realidad no tenía importancia, había que ir adaptándose no recuerdo algo en concreto, pero todo el rato nos pasó.
Santos Bacaná: Las entrevistas, por ejemplo, hicimos un millón de entrevistas y luego…
Cris Trenas: Si, sobre todo al principio con el COVID, rodamos muchísimos dramas COVID y en el momento parecía importante pero luego pasado el tiempo ni interesaba ni era tan importante para la edición. Rogelio y yo estuvimos toda una mañana grabando a los miembros de la gira haciendo las pruebas PCR para ver si daban positivo y nos parecía interesantísimo. Luego claro, ves el material de la gente metiéndose un palo por la nariz y dices “esto es horrible”.
ESQ: ¿Qué película tenían en su cabeza cuando comenzaron a ver el material para editarlo y cómo terminó siendo?
S.B. Pues es curioso como se fue componiendo, no fue estrictamente lineal, lo de Cuba por ejemplo que ahora es el inicio entró posteriormente y empezamos más ceñidos a la gira y ahí empezamos a ver cada uno una cosa distinta. En mi caso veía mucho el conflicto de la evolución de un personaje que era más un rapero y en el universo del “ego trip” hacia un músico popular que habla de la trascendencia.
R.G. Siempre era algo que luego cambiaba por completo. Había veces que acabamos un episodio completo cuando iba a ser una serie hasta la mañana siguiente que llegábamos y decíamos “esto se va”.
ESQ:¿Cuál es la elección más difícil o más valiosa que se aprendió en el lapso que grabaron el documental?
C. Tangana: Yo lo que he aprendido es una confirmación de que de que las cosas que no hay que trabajarlas en vano, sino buscar las cosas que realmente son las emocionantes, las importantes y que ese sea el único material artístico.
No tratar de pensar en que uno tiene que hacer el trabajo, o “¿tengo que hacer una película no?” sino lo que realmente me importa y que tengo que contar en disposición de que material tengo y luego hacer algo con eso.
ESQ. En el documental mencionas que más que genio te consideras alguien que ha “picado piedra” durante toda su vida, ¿actualmente crees que mantienes ese mismo balance o ahora tienes más oportunidad de explorar tu creatividad?
C.T. Ahora tengo muchísimas más oportunidades. Ahora soy un privilegiado porque hay cierto interés en las cosas que yo haga solo por el fandom que he creado entonces eso es injusto respecto a otra persona que no tiene un fandom. Que luego en el ámbito creativo no hay una regla, no hay algo cuantificable para decidir qué es lo que está bien y qué es lo que está mal.
Ahora las oportunidades son otras, pero lo que me ha traído hasta aquí hasta tener este privilegio no es un talento innato, no es que mis padres me han metido en la cabeza un reconocimiento o me han educado en una forma que he tenido los contactos, ha sido trabajar. Hay otra gente que llega a ese lugar de privilegio porque tiene un talento real y yo qué sé, con 14 años tocan la guitarra que te quieres morir. Entonces pues, cuando llegas a los 25 la gente hagas lo que hagas te escuchan porque ya han visto que tienes ese talento. Lo mío ha sido ir al estudio, quedarme en el estudio, levantarme e ir al estudio. Ir al estudio todos los días durante muchísimo tiempo.
ESQ. ¿Hay alguna parte de tu proceso creativo que disfrutes más?
C.T. Pues es al revés, o sea, hay pocos momentos del proceso creativo que disfrute tanto como antes. Siento que una de las cosas que me ha quitado “El Madrileño” es el disfrute de las primeras veces, ahora todos son como lugares comunes en los que he estado y que no es tan reconfortante como cuando piensas en el vídeo, cómo va a ser cuando eliges una estética o cuando escribes una letra, todo eso son lugares por los que ya he pasado y me cuesta más encontrar momentos de disfrute genuino como antes, cuando todo era disfrute genuino, pero si tuviera que decir algo, lo que más me gusta es estar inspirado en el estudio y escribir.
ESQ. Si pudieras elegir una de tus canciones para que todo el mundo la escuche al mismo tiempo, ¿cuál sería?
C.T. Sería “Un veneno”
ESQ. ¿Cómo esperan que sea la experiencia de las personas que van a ver este documental?
C. T. Nos han dicho que aquí se vive de forma muy intensa las películas, que la gente grita y se emociona mucho. Me da un poco de curiosidad y un poco de miedo esto (risas)
S.B. Nos ha pasado mucho en España y Europa que hemos ido a presentar la película y vas viendo la reacción de la gente y cuando ves que la gente está aplaudiendo, están riéndose, te apetece quedarte y comentábamos que tiene pinta de que nos va a apetecer al menos a Rogelio y a mí, quedarnos por un rato.
C.T. Es que eso también lo decía mucho Santos. Que es curioso cuando estamos nosotros viendo el material, de repente traes a alguien de fuera y se ve de otra forma, lo ves como de nuevas, imagínate eso con 5000 personas.
R.G. Hay un factor “concierto” que se vive en las salas cuando hay un publico numeroso. Eso nos pasó en Donostia, que la gente se pone a cantar las canciones y se revive un poco de lo vivido.