DICEN QUE EL MAYOR TRIUNFO DEL DEMONIO ES HACER CREER QUE NO EXISTE. Para el actor Charlie Vickers, representar a Sauron en el universo de “El señor de los anillos: Los anillos de poder” ha significado deslizarse entre elfos, enanos y hombres, disfrazándose para escuchar, aprender y luego murmurar tentaciones que puedan corromper al mundo de la Tierra Media.
Charlie Vickers, el señor del engaño
En la exitosa temporada número uno, estrenada en Prime Video en 2022, Vickers comprobó una vez más que los libros de J. R. R. Tolkien y los filmes inspirados en ellos, del realizador Peter Jackson, aún tienen mucho qué decir sobre nuestra condición humana.
Para esta segunda temporada de Los anillos de poder (que se estrena también en Prime Video el 29 de agosto), Vickers se lleva la imagen del cartel publicitario, revelando que será un elfo y como espectadores seguiremos sus planes de engaño.
Contrario a su sombrío personaje, la sonrisa de Vickers derrama el gozo de este actor con quien dialogamos desde Londres, Inglaterra. Su complexión esconde la fortaleza del actor, quien ha corrido varios triatlones, hizo sus propias escenas de clavados en la serie e incluso se impuso en una trayectoria de cinco días caminando en las montañas de Nueva Zelanda para buscar entender la psicología de Sauron.
El confeso aficionado del Tottenham dice gustoso haber recibido esa tradición de su abuelo inglés. Después de todo, las tradiciones son las que nos llevan y traen a casa.
ESQUIRE: Sauron es el maestro del disfraz. Cuando eras niño en tu natal Australia, ¿alguna vez te caracterizaste algún tipo de personaje?
CHARLIE VICKERS: Creo que siempre tuve gusto por el teatro, algo complicado porque fui un niño bastante tímido. Había un tema especial en ser otra persona, ya sea que me disfrazara o que pretendiera ser cantante. Me encantaba estar en obras de teatro y en todo ese tipo de oportunidades relacionadas con el arte. La verdad es que en ese tipo de ambientes siempre me sentí más cómodo haciendo eso que siendo yo mismo. Definitivamente dentro de mí siempre hubo algo bastante teatral sucediendo desde que era joven.
ESQ: ¿Cuándo descubres que deseas dedicarte a ser actor?
C.V. No creo que lo haya buscado de manera consciente en mis inicios. Al crecer en Australia no es algo que se piensa como una posibilidad de trabajo real porque la industria es mucho más pequeña. Aunque es una miniindustria maravillosa a la que vuelvo cada vez que puedo, la verdad es que si alguien dice en mi país: “¡Quiero ser actor!”, no sabrá el camino a seguir de manera inmediata. No es como en Inglaterra, en donde la comunidad de actores es mucho más grande y con siglos de tradición.
Lo que hice fue llegar a la Universidad de Melbourne y reunir el suficiente valor para hacer una audición buscando entrar a la escuela de teatro, ya que en esos tiempos me encantaba hacer obras, como la puesta amateur de Sweeney Todd.
Cuando me aceptaron en Melbourne fue la primera vez que mi sueño se tornó en una realidad posible y dije: “¡Creo que puedo dedicar mi vida a esto de actuar!”.
ESQ: ¿Recuerdas alguna inspiración específica para enamorarte de la actuación?
C.V. Cuando tenía 17 años y estaba en mi último año de escuela en la compañía de teatro de Melbourne, vi una producción de Ricardo III, de William Shakeaspere, con el actor Ewen Leslie –a quien no conocía, pero sí a muchos que habían compartido escenario con él– y me quedé impresionado con su interpretación porque, además, justo yo interpretaba al mismo personaje en una obra de la escuela y me dije: “¡Dios, quisiera poder actuar así y en una producción profesional!”. Curiosamente, años más tarde, cuando audicionaba para El señor de los anillos: Los anillos de poder, llevaba ya como seis pruebas de actuación y los productores me llamaron a junta. Me vieron hacer un par de escenas y luego me dijeron: “Apréndete estos monólogos de personajes oscuros”. Resultó que uno era de Ricardo III. Fue uno de esos momentos en mi vida que se cerró el círculo.
ESQ: Como actor, ¿de qué manera encuentras en ti la oscuridad que se necesita para llenar a un personaje complejo como Sauron?
C.V. Creo que es complicado, porque nunca he sido alguien que parta de sus propias experiencias de oscuridad en mi vida para nutrir a un personaje. Simplemente miro las circunstancias del personaje y las uso como inspiración. Me hago esta pregunta: ¿Y si estuviera yo en esa posición? Y luego uso mi imaginación.
Y, por supuesto, con Sauron hay muchas similitudes en Ricardo III. Hasta me puse a leer un extracto de El paraíso perdido, de John Milton, que aborda estos temas de ángeles caídos. Lo más curioso es que cuando hice mis pruebas de actuación, no sabía que estaba audicionando para interpretar a Sauron, aunque sí me dio una idea del tipo de personaje que pensaban para mí los productores, pues me estaban pidiendo leer un monólogo de Satanás. Confieso que interpretar a Sauron me ha traído una verdadera alegría, aunque el tono del personaje y su historia sean oscuros.
ESQ: Como espectadores de la primera temporada de El señor de los anillos: Los anillos de poder te conocimos tras el personaje del humano Halbrand, aliado de los elfos, y episodios después nos enteramos de que eras Sauron disfrazado. Los productores han declarado que no lo sabías cuando te reclutaron, que tenías esa personalidad oscura escondida… ¿Te sentiste engañado?
C.V. Sí, fue algo que me sacudió. Quiero decir, los productores tenían sus razones para engañarme, estoy seguro, pero para mí fue un momento desafiante porque filmé los dos primeros episodios y sabía que algo estaba pasando debido a los susurros en el set y cosas así.
Como te dije, había hecho una audición con estos monólogos increíblemente oscuros, pero nadie se me acercó y me dijo: “Estás interpretando a Sauron”. Así que era una especie de caracterización de este personaje humano infernal, pero estaba escuchando cosas.
Entonces, para serte honesto, cuando me sentaron justo antes del tercer episodio y me dijeron que Halbrand era Sauron disfrazado, sentí un gran alivio. Pensé: “¡Oh, sí, he trabajado mucho pensando que podría ser Sauron, pero ahora finalmente lo pongo en práctica y en verdad sigo ese camino”. Respiré.
ESQ: ¿Sentiste en ese momento que tú también podrías estar traicionado a Halbrand?
C.V. Pienso que Sauron estaba disfrazado de Halbrand, por lo que no lo traicioné como actor. La forma en la que lo abordé fue pensar que él estaba interpretando este papel, y que existía un verdadero estira y afloja entre la oscuridad y el bien. Otras partes quise dejarlas ambiguas.
Quizás hubo una parte en mí que pensaba que Sauron podría ser regresar a la luz, pero también creía –en última instancia– que él siempre ha sido la encarnación del mal en este mundo. Y eso pesa más que todo. Al interpretar a Halbrand traté de jugarlo como el engañador definitivo y yo tenía que estar completamente comprometido, porque de lo contrario los elfos alrededor de él podrían ver los agujeros en su fachada. Tenía que mostrarlo como una persona genuina y creo que eso es lo que buscaban los productores.
Si ves esos primeros episodios de Halbrand, incluso crees que estás ante la manifestación de la bondad genuina, bondad y luz, pero en realidad solo les muestras a los demás personajes lo que ellos quieren ver, para así engañarlos al final y conseguir lo que quiere.
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