Hugh Grant: ‘The Undoing’ es el thriller que nos replantea al actor. ¿Pero podría ser también un psicópata vicioso? Él responde. Hugh Grant es un gran actor. Sin duda. Mucho del cine contemporáneo está definido por su participación en películas que hoy son clave en la industria. Sin embargo, su rostro y los personajes que le han caracterizado hasta el momento pueden ser un tanto más ligados a la comedia y al drama, que al thriller. ¿No es así? Tanto, que muchas cejas se levantaron al saber que protagonizaría junto con Nicole Kidman una serie de suspenso llamada The Undoing. Dirigida por Sussane Bier –aclamada guionista danesa–, producida por la misma Kidman y llevada a cabo por un equipo recién salido del set de Scorsese para The Irishman. Un dream team en donde Grant llamaba la atención, no porque nadie ame sus actuaciones, sino porque es tan carismático y adorable, que cómo podíamos imaginarlo en una historia tan oscura. Fuimos unos ingenuos. ¡Justamente es gracias a eso que Hugh es perfecto para un personaje como el suyo en The Undoing! En entrevista, nos platica sobre su experiencia, la producción y el desarrollo de este intrigante relato.
P: ¿Cómo te llegó esta historia?
HG: Bueno, tengo una historia con Susanne Bier. Una triste, de verdad, dado que a los dos nos gustó bastante un guión hace unos diez años, ella quería hacerlo casi de inmediato y yo le dije: «Creo que necesita algo de trabajo». Ella contestó: «Bien», y así lo desarrollamos por un año, durante el cual rechazó todos los demás trabajos. Al final, yo dije: «Esto nunca se logrará y me fui». Dejándola sin hogar e incapaz de procurar a sus hijos. Entonces fue con gran sorpresa cuando escuché que ella quería que hiciera esto, porque pensé que debía odiarme. Pero siempre he sido un gran admirador de sus películas danesas. Son brillantes. Así que eso fue una gran ventaja. David E. Kelley fue una gran ventaja y Nicole fue una gran ventaja. Me gusta formar equipo con varias actrices ganadoras del Oscar en estos días, porque me hace lucir elegante (risas).
P: ¿Viste todos los guiones en ese momento o todavía estaban en desarrollo?
HG: Creo que hubo uno o dos episodios que pude leer y eso fue obviamente la sustancia de largas discusiones, porque me gusta un pánico muy largo antes de firmar en la línea de puntos para cualquier proyecto. Y ésa fue la principal fuente de pánico. «Bueno... ¿que pasa? ¿Quién lo hizo?» Y por supuesto, nadie estaba completamente seguro, porque en realidad no estaba del todo escrito. Ése es uno de los inconvenientes de la televisión y una de las cosas que me ha hecho abandonar muchos proyectos televisivos antes. No lo sabes todo y si no sabes cómo termina, es muy difícil conectar. Pero con The Undoing, el pedigrí fue tal que pensé «Será mejor que haga esto». Y también el probable desarrollo de mi personaje era muy interesante.
P: ¿Te han ofrecido más papeles en televisión en los últimos años?
HG: Sí. Especialmente durante el encierro. Creo que todos los que no pudieron hacer sus proyectos dijeron «Intentemos con Hugh ahora» (risas). Leo muchos guiones de televisión. Pero me he echado a perder un poco con los últimos cuatro o cinco proyectos, en el sentido de que realmente los disfruté. Todos eran diferentes con grandes directores y buena escritura; así que es muy difícil encontrar el siguiente. Siempre fue difícil, ahora es imposible.
P: ¿Cuándo viste el resto de los guiones para The Undoing?
HG: Vinieron a cuentagotas. Según recuerdo, no recibimos el episodio seis. Y esto fue muy astuto por su parte, pero probablemente no fue deliberado. Fue hasta que todos firmamos contratos y estábamos sentados en la lectura del guion, que de repente se entregó el número seis. Hubo mucha discusión después sobre eso y la versión final del episodio seis no fue lo que leímos en esa lectura. Pero las cosas siempre son muy, muy difíciles de terminar y hubo muchas opiniones al respecto.
P: Cuando lo estabas leyendo por primera vez, debiste preguntarte "¿Jonathan lo hizo?”
HG: Sí, obviamente. Y éste fue un tema clave. Ya era interesante como personaje, porque él es este encantador oncólogo pediatra con un toque carismático, nacido para sanar, un poco gruñón, antisocial, que ama a su esposa y a su hijo. Y no parece que no haya tenido un trabajo por meses y que hubiera tenido una aventura. Eso lo sabemos al comienzo del episodio dos. Entonces eso ya era interesante. ¿Pero podría ser también un psicópata vicioso? Eso fue fascinante. Obviamente no podemos tener esa discusión en esta entrevista (risas).
P: Hay otros temas que se abordan en esa historia, pero, en el fondo, ¿es el examen de un matrimonio y los secretos que éste contiene?
HG: Sí, por supuesto. Harold Pinter lo llamó “la comadreja debajo del gabinete de cóctel”. Sus obras estaban llenas de eso: vidas respetables de clase media con el mal acechando justo debajo de la superficie. Por supuesto que es eso. Y también —y esto se remonta a la novela en la que se basó, aunque tiene una base bastante vaga— David solo tomó realmente el comienzo de la novela y luego divergió bastante. Pero tanto la novela como la serie tratan sobre la capacidad que tenemos para inventar a nuestras parejas. Si no son realmente lo que siempre soñamos, llenamos el vacío y decimos «Sí, son así». Aunque en algún lugar dentro de nosotros sabemos que no lo son. Así que ahí está. Y eso era en lo que Grace, como psiquiatra, se especializaba. La vemos dando consejería y ella le dice a esa mujer al principio «Crees que amas a este hombre, pero sabes que él no está a la altura y solo estás inventando el resto». La ironía podría ser que eso es exactamente lo que le está sucediendo a Grace.
P: ¿Cómo fue trabajar con Nicole?
HG: Fue increíblemente fácil desde el principio. De hecho, me recordó a Meryl (Streep) en la forma en que ambas parecen no ensayar y simplemente encuentran el momento mientras la cámara rueda. Y nunca son iguales en dos tomas: suceden cosas completamente diferentes. Y ambas están muy interesadas en interpretar con otro actor, en lugar de simplemente tener una actuación; van a dar lo que tengan que dar, haga lo que haga el otro. Y éstas son las cosas que los buenos actores de cine deberían hacer y nadie lo hace mejor que ellas. Así que en realidad fue como ver otra clase magistral, al igual que con Meryl. Nunca había trabajado con ella antes, pero siempre nos llevábamos bastante bien cuando nos encontrábamos. Y Noah, que interpreta a nuestro hijo, Henry, es más que un actor fenomenal; recuerda al ver The Undoing que él es de Manchester. Es un británico (risas). Así que es algo extraordinario. Y de nuevo, es incapaz de dar una nota falsa. Yo no dejaba de pensar: «Va a estropearlo en cualquier momento»... y nunca lo hizo. Es simplemente brillante.
P: Tienes algunas escenas geniales con Donald Sutherland, quien interpreta al suegro de Jonathan. ¿Cómo fue eso?
HG: Donald es un hombre extraordinario. Amo a Donald. Nos enviamos muchos correos electrónicos, incluso hoy, a más de un año desde que hicimos The Undoing. Y sí, tiene el sentido del humor de un niño de ocho años, que me gusta mucho (risas). Claramente es un actor brillante; aporta mucha actitud de actor de cine de los sesenta a la pantalla y al set. Hay mucho de «Vete a la mierda...». ¿Quién era así? Richard Burton era un poco así, Oliver Reed, Peter O’Toole. Ya sabes, chicos malos. «Vamos a tomar una copa y vete a la mierda en el estudio». Y me gusta y es muy masculino. No los ves encorvados sobre sus cuentas de Instagram (risas).
P: ¿Filmaste en una prisión real?
HG: Sí. Ésa es una verdadera prisión en Queens. Y parte de ella se ha cerrado. Creo que se ha vuelto demasiado decrépita y ahora se utiliza para filmar. Pero la otra mitad sigue siendo una cárcel viva. Así que estaba sentado allí, en mi silla, con mi nombre en la parte de atrás, y me traían capuchinos espumosos mientras miraba a través de estas puertas con barrotes a tipos con trajes de prisión a rayas, como en Paddington, empujando carritos de lavandería. Realmente fue bastante alarmante, porque nunca antes había estado dentro de una prisión. Y también me di cuenta de cuán aterrador, particularmente en Estados Unidos, es la prisión en términos de falta de privacidad. Dios mío, no hay puertas en las celdas; sólo estos barrotes y no puedes ir al baño sin que todo el mundo escuche, vea o mire. Y son lugares muy violentos. Son realmente aterradoras.
P: ¿La parte más satisfactoria del trabajo para ti es el día a día en el set o es cuando ves la película terminada o, en este caso, la serie, y sabes que se ha desarrollado de la manera que esperabas?
HG: Bueno, en los viejos tiempos, para mí, lo único divertido venía cuando se armaba y realmente funcionaba. Entonces comenzaba a ser divertido, pero era bastante tormentoso hasta que eso ocurría. Sin embargo, he cambiado un poco y ahora casi puedo disfrutar del proceso. Simplemente me volví un poco mejor en eso, un poco más tranquilo, y a veces puedo salir de un día de filmación y pensar: «De hecho, creo que lo hicimos bastante bien». Eso es encantador.
P: ¿Y cómo era un set de Susanne Bier? Estás filmando un thriller con algunas escenas pesadas, pero ¿también fue divertido?
HG: Es muy importante tener a alguien que sepa lo que realmente quiere en la cima y ella definitivamente lo sabe. Tiene una gran experiencia y un talento increíble, por lo que realmente sabe lo que quiere. Y eso ayuda mucho. Pero al mismo tiempo, está absolutamente abierta a ideas, improvisaciones y contribuciones. Por lo que es una gran combinación. He hecho muchas películas en Nueva York y en ésta teníamos la crème de la crème de los equipos: éste era el equipo de Scorsese y todos acababan de salir de The Irishman y eran maravillosos. Y también tuvimos un maravilloso operador de steady-cam y fue un trabajo excelente el que se realizo en todas partes y realmente se nota.