Abrimos el baúl de los recuerdos con Paul Freeman, Belloq en Los Cazadores del Arca Perdida, para entrevista exclusiva en la misma semana que la película resurge resplandeciente en su edición 4K.
Por Mario P. Székely
Hace 40 años un 12 de abril de 1981, una roca desprendida de un templo oculto del Perú, rodó para arrollar al arqueólogo Indiana Jones (Harrison Ford) y el aventurero no ha dejado de sortear aventuras en la pantalla y nuestra imaginación, con una serie de cuatro filmes que a partir de ya, pueden ser disfrutadas y adquiridas en su formato 4K, en cualquier tipo de pantalla.
La producción de George Lucas, quien nombró a su héroe en honor a su perro de juventud Indiana, fue un arranque de nostalgia por homenajear al cine serial de matinée, con la era excusa de traer de nueva cuenta al cine de aventuras clásico a las pantallas. Steven Spielberg, mejor amigo del también creador de Star Wars estuvo de acuerdo y juntos lanzaron sus mejores ideas a los escritores Philip Kaufman y Lawrence Kasdan, con escenas que imaginaban ver a su héroe arqueólogo.
Las peripecias de Lucas, Spielberg y sus actores Harrison Ford, Karen Allen, John Rhys-Davies, Denholm Elliot y Paul Freeman, están en varios documentales que acompañan a la edición restaurada de Los cazadores del arca perdida, sumándose los largometrajes Indiana Jones y el templo de la perdición (1984), Indiana Jones y la última cruzada (1989) e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008).
Y como cada héroe necesita su villano, entrevistamos a Freeman para que nos recordara como su René Belloq y su risa sosteniendo el ídolo recién descubierto por Jones, aún cala los huesos de quien siempre quiere que Indy se lleve el día y cabalgue hacia el horizonte.
Esquire: En 1981 cuando se estrenó ‘Los Cazadores del arca perdida’, su productor y co-creador de personajes, George Lucas, había eclipsado al universo con Darth Vader como villano de ‘Star Wars’ (1977). ¿Cómo fue ser reclutado por Lucasfilm LTD para ser el malo de su nueva película?
Freeman: El guión de la película siempre fue muy bueno desde el inicio, así que no era cuestión de si algo debería ser alterado o cambiado para que yo dijera que sí. La verdad es que interpreté a Belloq exactamente como es descrito en el papel. Yo siempre lo vi como la contraparte de Indiana Jones, el otro lado de la moneda.
Esquire: Hay un dicho en Hollywood que dice: «Entre mejor sea el villano, más grande será el héroe». No hay duda que Belloq nos lleva a preocuparnos por la suerte de Indiana, gracias a la interpretación que usted hizo.
Freeman: Desde mis años en el teatro clásico aprendí algo: «nunca puedes ser simplemente el malo». Creo que el lado de villano de Belloq funciona, porque la gente lo reconoce como un ser humano. No estamos viendo a alguien haciendo sólo cosas despreciables, eso no nos atraparía. Creo que Belloq está haciendo lo mismo que Indy; sólo que está colaborando con las personas equivocadas, los nazis.
Esquire: Usted estuvo donde la magia de Indiana Jones ocurrió por primera vez, ¿cómo fue estar en el set de rodaje, con Steven Spielberg?
Freeman: Fue algo que disfruté mucho. Ocurrió en Francia. Acababa de dejar a mi novia en su casa en París y de ahí me fui a la costa oeste a la ciudad de La Rochelle, abordo un tren. Ahí nos hospedaron en un lindo hotel. Cuando llegué, estaba Spielberg y mis futuros compañeros de reparto en un restaurante disfrutando su segundo plato de la comida, que era pescado -¡a mí me encantan los mariscos!-. Me informaron que habría la oportunidad de hablar con Steven, pero que aguardara que estaban acabando de comer. Y el mesero se la pasó diciendo, platillo a platillo que les servían, que terminando de comer tendría mi oportunidad; pero eso nunca sucedió porque se acabó el tiempo y todos se fueron.
Así que cuando se me hizo estar frente a Spielberg y los actores, fue cuando ya estábamos en el escenario donde estaba el submarino nazi, que no era más que una pieza gigante de utilería hecha de madera. Para poder subirnos, usábamos pequeños botes con motor. Y en uno de ellos, nos pusieron a Steven a mi y así fue como nos conocimos. Luego llegamos al submarino y Harrison (Ford) nos esperaba ahí. A él, estoy casi seguro que hasta entonces lo conocí, sino fue en el hotel.
El rodaje fue delicioso, aunque también con una carga de stress por el tipo de escenarios y acción involucrada. Aún así lo disfruté mucho. Lo curioso es que el submarino se comenzó a deshacer frente a nosotros, después de tantos días de flotar en el agua su madera pintada.
ESQUIRE: ¿Como recuerdas a Harrison Ford en cuanto que iba ser iba ser su primer protagónico con ‘Los cazadores del arca perdida’, cargando el peso de la historia, después de ser Han Solo en ‘Star Wars’?
Freeman: Puedo decir que nos llevamos terriblemente bien. Una persona muy fácil para trabajar. Aún no era una gran estrella. Recuerdo que tiempo después me lo encontré a Harrison en Los Ángeles, me dijo que fue la combinación de ‘Los cazadores del arca perdida’ con ‘Blade Runner’ (1982), lo que hizo ya imposible que pudiera ir a una tienda o supermercado o sitio público.
Harrison es un hombre muy directo y transparente. Conocerlo es toparte exactamente con lo que imaginas que él es.
ESQUIRE: Steven Spielberg, había forjado junto con George Lucas, una cinta que rendía homenaje a los seriales como ‘Zorro fighting legion’ (1939) y ‘Buck Rogers’ (1939), así como películas tipo ‘Las minas del Rey Salomón’ (1950), ‘Lawrence de Arabia’ (1962) y ‘Los siete magníficos’ (1960). Había un tono en cada escena, que para algunos espectadores podría haber parecido hasta tonto o inverosímil, usando la comedia del “sombrero que regresa siempre al héroe no importando lo peligroso de la situación”. ¿Cómo percibiste ‘Los cazadores del arca perdida’ al momento de filmarla?
Freeman: Spielberg y George (Lucas) habían llegado a un acuerdo -derivado de que a la comedia ’1941’ (1979) no le había ido tan bien con Steven- que con ‘Los cazadores del arca perdida’ no podía pasarse del presupuesto y que debería entregarse a tiempo. Así que te puedo decir que Spielberg dirigió muy rápido, no tardándose en acabar la película. La verdad leyendo el guión no nos dio el sentido de que iba ser una producción enorme. Mucho menos que se iba a tornar en una franquicia y que 40 años después íbamos a seguir hablando de ella. No me imagino que alguien lo pensara en esos tiempos.
Según recuerdo no tuvo una premiere importante, ni se le hizo demasiado ruido. Lo cual ayudó a la película, porque la audiencia fue creciendo semana a semana por recomendación boca a boca. También a la vez, Lucas y Spielberg probaron que podrían crear un nuevo tipo de cine de aventuras.
(Spoiler alert)
ESQUIRE: No podemos dejarle ir, sin preguntarle: ¿cómo fue filmar la climática escena en que finalmente se abre el arca perdida, surgiendo de ella fuego y espíritus que destruyen todo, incluyendo la cabeza de Belloq? Todo esto a una década de que iniciara formalmente la era digital en el cine.
Freeman: Fue una experiencia muy extraña, porque en esos días se filmaba con fondos azules o verdes, en los que luego los efectos especiales se incluían. Así que en el foro no existía nada ante lo que podríamos reaccionar los actores. Así que no teníamos idea de cómo se verían estas cosas (¿ángeles y demonios?), ni tampoco el cómo se iban a escuchar. Lo único que teníamos eran algunas luces que parpadeaban o chispas de explosiones. Principalmente Steven nos dirigía gritándonos en su altavoz hacia dónde teníamos que voltear. Nos decía cosas como: “¡Ve a la derecha!” “¡Ahora está saliendo!” ¡Asústate!” “¡Ahora se ve hermoso!” Así que teníamos que sorprendernos, como nos iba indicando nuestro director. Todo era imaginación, no había nada ahí.
Ya me habían dicho que mi cabeza iba a explotar; pero eso lo harían en el taller de los efectos especiales, para ser visto por nosotros los actores junto al público, cuando ‘Los cazadores del arca perdida’ se estrenó.
ESQUIRE: ¿Por qué crees que a 40 Años del estreno de ‘Los cazadores del arca perdida’ aún la seguimos disfrutando y hablando de ella?
Freeman: Creo que lo que es destacable de la película, es el ingenioso uso del humor, aunado a la energía detrás de su narrativa. Es una gran manera de contar una historia cinematográfica. Amo cómo inicia con esa gran secuencia de apertura y después descansa un momento, antes de regresar a la aventura principal.