Luis Vegas ha forjado una carrera destacada en el mundo del teatro y el cine, conocido por su versatilidad y su capacidad para sumergirse en roles desafiantes. Desde sus inicios en Caracas hasta su consolidación en México, Vegas ha demostrado un compromiso inquebrantable con su arte. Ahora, con su participación en “Los Demonios del Amanecer”, una película dirigida por el provocador Julián Hernández, Luis está listo para llevar su carrera a nuevas alturas.
Luis Vegas: Un actor que desafía las convenciones con cada personaje
La conexión de Luis Vegas con “Los Demonios del Amanecer” comenzó de manera inesperada. En una entrevista reciente que tuvimos con el actor, recordó cómo, tras un proyecto previo con Hernández, el director le mencionó que se verían en el “largo”. Apenas mes y medio después, Hernández le envió el guion de esta nueva película, que rápidamente capturó el interés de Vegas. “La dramaturgia del guion me pareció completamente poderosa”, comentó Vegas. Este personje representa una nueva dimensión en su carrera, permitiéndole explorar un personaje complejo y emocionalmente cargado en un entorno cinematográfico que desafía las normas establecidas.
La revolución cinematográfica de Julián Hernández
Julián Hernández es conocido por su audaz enfoque en el cine LGBTQ+, y “Los Demonios del Amanecer” no es la excepción. Tras su exitoso paso por la “Berlinale” y su debut en México en el 39º Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), esta película ha sido aclamada por su valentía al abordar el amor juvenil en un contexto cambiante y a menudo hostil. Hernández, quien ha dirigido obras como “Mil Nubes de Paz Cercan el Cielo”, “Amor, Jamás Acabarás de Ser Amor”, ha ganado reconocimiento tanto nacional como internacional por su capacidad para desafiar las convenciones y ofrecer narrativas frescas y provocativas.
Un amor juvenil en medio de la adversidad
“Los Demonios del Amanecer” cuenta la historia de Orlando y Marco, dos jóvenes en la Ciudad de México que se enamoran y luchan por alcanzar sus sueños en un mundo que no siempre es amable. Orlando aspira a ser bailarín, mientras que Marco busca graduarse en enfermería. A través de su relación, la película explora la resistencia y el coraje necesarios para enfrentar un entorno que puede ser implacable. La cinta ofrece una mirada íntima y conmovedora sobre cómo el amor puede ser una fuente de fortaleza y esperanza en tiempos difíciles.
El cine LGBTQ+ en México ha evolucionado significativamente, pasando de una representación marginal a convertirse en una plataforma vital para la visibilidad y el cambio social. “Los Demonios del Amanecer “se inserta en esta tendencia, ofreciendo una narrativa auténtica y emotiva que contribuye a la dignificación de las experiencias de la comunidad LGBTQ+. La película de Hernández es una prueba más de cómo el cine puede ser una herramienta poderosa para promover la inclusión y desafiar los estereotipos.
ESQUIRE: Luis, has tenido una carrera diversa en teatro entre Venezuela y México, destacándote en producciones como “Afterglow” y “El Hijo de Puta del Sombrero”. ¿Cómo ha influido tu formación en Caracas y Morelos en tu enfoque hacia la actuación?
LUIS VEGAS: Inicié mi formación a los doce, trece años, con el deseo de hacer teatro, ese era mi sueño. Lamentablemente, en Venezuela me tocó una época donde los creativos/hacedores tales como escenógrafos, iluminadores, directores musicales, etc. Comenzaron a extinguirse debido a la precariedad de los presupuestos, y eso propició el actorcentrismo (me acabo de inventar ese término). Los montajes que lograban ver la luz, se defendían -o al menos en la mayoría de los casos- con la pieza elemental del arte vivo: el intérprete. Vengo de esa escuela, donde hacíamos teatro por resistencia, por el gusto de hacer, pero la apuesta escénica estaba centrada en el actor. Tengo muy claro que eso influyó muchísimo en mi crecimiento actoral. En México estudié la licenciatura, me profesionalicé institucionalmente y fui -y sigo siendo- testigo de esa realización teatral de alta factura que no conocía más que por los libros o el Internet. Soy un hombre dichoso y abrazo mucho mi historia. He tenido maestros en ambos países que han dejado una huella importante en mi búsqueda como artista y que han alimentado mis ganas de seguir haciendo y sobre todo, continuar aprendiendo.
ESQ: Has sido reconocido con varios premios a lo largo de tu carrera, incluyendo el Premio ACPT como “Revelación Masculina”. ¿Qué significan para ti estos reconocimientos y cómo han impactado tu desarrollo profesional?
L.V. Por un lado, son palmaditas en la espalda que me incitan a seguir adelante, a que no me rinda, porque de vez en cuando también habito el terreno del desgano y la apatía. En segundo término, claro que satisfacen el ego, pero me esfuerzo para no dejarme cegar por eso y tener presente que lo que me hizo acreedor de tal reconocimiento no es mi genio o mi dizque nivel intelectual, sino que es resultado del compromiso, pasión y dedicación que suelo tener con la gente que me han acompañado en los procesos creativos. El impacto que eso genera es que, temporalmente estás en el ojo público y eso posibilita que te descubra quien no te conocía, que te inviten o consideren a proyectos futuros.
ESQ: En tu más reciente proyecto, “Los demonios del amanecer”, interpretas a uno de los protagonistas en una historia que aborda temas como el amor y la diversidad en un entorno hostil. ¿Qué te atrajo de este papel y cómo fue tu experiencia trabajando bajo la dirección de Julián Hernández?
L.V. Orlando, el personaje que interpreté, es un ejemplo perfecto del adolescente que fui -o que sigo siendo-. Ensimismado y atormentado por tratar de comprender el mundo, la otredad, el amor; por entenderse así mismo, por buscar un lugar y por luchar con fuerza para alcanzar sus metas. De igual manera, que fuera bailarín y estuviera presente la danza y el movimiento, eran valores agregados, porque es una disciplina que siempre me ha seducido y además, admiro bastante.
Trabajar con Julián ha sido de los más bellos regalos que me ha brindado la carrera. Es un cómplice creativo con el que me entiendo bien, tenemos una comunicación bastante fértil: me escucha, lo escucho, debatimos, y -según yo, igual y me desmiente- tenemos la libertad de explorar cuando colaboramos juntos, eso vuelve el proceso muy gozoso. Creo que el cine, en su realización, se trata de ser sostén y de tener secuaces, y con él, mi definición cobra sentido.
ESQ. Los demonios del amanecer” es una película que busca romper barreras sobre el amor juvenil dentro del cine LGBTQ+. ¿Cómo fue para ti abordar este tipo de narrativa y qué crees que aporta la película al panorama del cine mexicano actual?
L.V. La narrativa que establece “Los demonios del amanecer”, es de por sí, una contribución importante al cine nacional. La película es una inspección al universo interior de dos jóvenes eufóricos de pasión y deseo que es sostenida gracias a un trabajo colectivo minucioso, poético y sublime. Desde la fotografía, el diseño de arte, el vestuario, la presencia de la grande y caótica Ciudad de México, hasta en dónde se asienta y se instaura la actoralidad. No es la exhibición ilustrativa de una historia de amor, es un viaje ficcional en el que como espectador, te vuelves un espía/seguidor de la complejidad emotiva de los personajes.
ESQ. El cine de Julián Hernández se caracteriza por su enfoque provocador y su compromiso con la representación LGBTQ+. ¿Qué desafíos y oportunidades encontraste al formar parte de un proyecto con un director tan influyente en esta temática?
L.V. El desafío principal es que lo que hago goce de verdad, de verosimilitud. Particularmente en esta película, tuve la responsabilidad del protagónico y eso incrementó mi neurosis. Suelo ser muy obsesivo con mis personajes y trato de darles una representación digna. Orlando baila contemporáneo, canta, hace gimnasia, es gogó dancer, sufre, se enamora, delira; otorgarle vida me llevo muchas horas de encierro y estudio. Ahí está el reto: llegar al set con trabajo previo, y si lo que pensaste no funciona, tener la capacidad de desecharlo y recurrir al plan b, c, d, e…
ESQ. Has trabajado tanto en teatro como en cine y televisión. ¿Cómo comparas la experiencia de actuar en estos diferentes medios y qué es lo que más disfrutas de cada uno?
L.V. En cada plataforma he encontrado su encanto. Actualmente, estoy procurando seguir paseándome con regularidad por cada medio, ya que comprobé que ese ir y venir entre uno y otro, potencializa mi rango actoral. Sin embargo, estoy seguro que lo mejor que me pudo haber pasado fue empezar en el teatro, allí es donde se vio alimentado mi monstruo, mi duende interno, ese impulso voraz por encarnar. El cine llegó a mi vida gracias al teatro. En el 2021 estaba haciendo una obra de teatro (Shopping & Fucking) y a la primera función, fue Julián Hernandez con Roberto Fiesco, quienes me invitaron a hacer un corto y a mitad de temporada, fueron Edher Campos e Isabel Cristina Fregoso, que gracias a ellos, hice mi primera película. En el cine he encontrado la belleza de lo sutil, de la contención, de lo profundo. Cuando descubrí esto, sentí que crecí muchísimo como actor. Finalmente la televisión me vino a enseñar lo importante que es estar preparado, en tiempo presente, receptivo y disponible. Hasta ahora he hecho tres series y en todos los casos, supe que me había quedado en el proyecto a menos de un mes de empezar a rodar, eso provoca que tengas menor tiempo de estudio y que debas sostenerte con los recursos que posees, con las herramientas que tienes -o no tienes-, el ritmo de la tele es muy veloz, inmediato, siempre se tiene el tiempo encima; lo que fue fue y lo que no, ya fue.
ESQ. ¿Qué tipo de historia te gustaría contar en tu próximo proyecto?
L.V. Estoy desarrollando un unipersonal que lleva años quitándome el sueño. Soy un emigrante que huyó de su país en guerra con una maleta que guardaba lo poco que cupo en ese rectángulo. Tengo mucho que decir, mucho que contar y necesito manifestarme al respecto, compartir lo que pienso y lo que me duele, y el viaje agridulce que ha sido el exilio. Esa es de mis próximas historias, solo que esta es mía, es un proyecto personal en el que estoy trabajando día y noche.
ESQ. ¿Eres fan de tu trabajo?, me refiero a, ¿te sientas a verte en pantalla?
L.V. Fan mío, definitivamente no. Soy fan de los proyectos en los que estuve, eso sí. De lo que me dejó, de la gente con la que trabajo, que me enseñan otras posibilidades de creación y me estimulan a seguir en investigación. He visto mis películas un par de veces en el cine para encontrar aquello que no había visto o había pasado desapercibido, pero no para aplaudirme. El trabajo audiovisual es un documento, de aquello que fuiste e hiciste, así que las primeras veces que me vi en pantalla grande, fui el crítico más severo de mi propio trabajo, pensaba: “Pude haber hecho esto mejor, ¿Por qué lo dije así?, ¿Por qué hice esa expresión y no otra?” Poco a poco fui siendo sensible con la naturaleza de lo fílmico, y lo he relacionado con la vida misma. Uno tiene fortalezas y debilidades, que deben ser reconocidas y hay que atenderlas por igual, sin preferencia alguna. Las virtudes, deben ser fortalecidas y no se debe confiar demasiado en ellas porque sino se agotan y viene el estancamiento, y en el caso de los puntos débiles, en la medida de las posibilidades, solo hay que trabajar para resignificarlos, otorgarles otro sentido, que nos pese menos.
Un nuevo capítulo para Luis Vegas y el cine mexicano
“Los Demonios del Amanecer “ es mucho más que una simple película; es un testimonio de la capacidad del cine para desafiar y transformar la forma en que entendemos el amor y la identidad. Luis Vegas, a través de su papel en esta innovadora cinta, está desempeñando un papel crucial en la evolución del cine mexicano, demostrando que el arte puede ser una fuerza poderosa para el cambio y la reflexión. Con su enfoque audaz y su compromiso con historias auténticas, tanto Vegas como Hernández están allanando el camino para una representación más rica y diversa en el cine.
¡No te pierdas esta emocionante película y acompaña a Luis Vegas en esta travesía cinematográfica que promete romper barreras y ofrecer una perspectiva fresca sobre el amor juvenil!
