Encontrar formas, dominar la exposición y encontrar la luz correcta: sólo así se empiezan a contar historias, según Greg Williams.
Daniel Craig está sentado frente al Támesis sobre una silla de director. Sonríe. Aunque está en pleno rodaje de No Time to Die, la entrega más reciente de la saga, en ese momento no es James Bond. Por eso se puede permitir ese gesto relajado, cálido, entre tomas. Desde atrás, Greg Williams lo observa en ese momento de paz. Aprovecha para sacar su Leica Q2 y le hace un retrato. Según él, como cinefotógrafo de la película, “ésa toma podría añejarse bien. Es una fotografía que podría hacerse eterna”.
James Bond siendo 'él mismo’
A pesar de que Williams ha fotografiado durante más de dos décadas la escena de Hollywood, su carrera comenzó como fotoperiodista de guerra. Después de tres años de documentar los conflictos armados de Burma, Chechenia y Sierra Leona, decidió que cubrir escenarios bélicos realmente no era lo suyo: “Pensé: ‘no me quiero morir joven’”, nos dice en una entrevista exclusiva para Esquire. “Y decidí cambiar de trabajo”. Apenas tenía 23 años. Desde muy joven, Greg Williams se dejó inspirar por los fotógrafos de la agencia Magnum. Desde las capitales artísticas del mundo —Nueva York, París, Londres, Tokio—, quienes gozaban de formar parte de la iniciativa habían hecho historia haciendo periodismo en las calles. Por ello, la producción fotográfica de Williams se ha centrado en mostrar una faceta incauta, ligera, casi accidental de los actores de élite en los grandes eventos de entretenimiento en el mundo —no sólo sobre las calles de Los Ángeles. Según Williams, esta ligereza no se perdió al trabajar en una película de James Bond. Por el contrario, incluso le fue posible agarrar al personaje en un momento que podría parecer cándido:
“Conozco a Daniel [Craig] desde hace muchos años’’, explica el fotógrafo. “Por esto, el trabajo fue fácil: desde tomar fotos al manejar por la ciudad hasta tomas desapercibidas en el set. […] Se trata de encontrar esos momentos resbaladizos”.
Uno de ellos fue, justamente, cuando el actor no traía el set de smoking completo. Con una camisa blanca sencilla, Craig estaba bromeando con los demás miembros del equipo de filmación: “Es [un momento] absolutamente cándido. Pero sigue siendo tan genial como te imaginas a James Bond siendo él mismo, como si lo vieras al estar con sus amigos”.
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Un camino ‘lento, pero seguro’
No es la primera vez que Greg Williams trabaja en una película de acción. Por el contrario, después de dejar atrás la vida como fotógrafo de guerra, alrededor de 1997 empezó un proceso que él describe como “muy largo” en su carrera artística: “Empecé trabajando en sets de filmación. […] Ha sido un camino lento, pero seguro. Hoy tengo la confianza de muchas personas en Hollywood”, se sincera. Después de años de dedicarse a la profesión, Williams considera que su mejor herramienta como fotógrafo es la empatía. Se ha enfocado en ser abierto con las personas, lo que le ha abierto muchas puertas en el mundo del espectáculo. Fue así como inició su relación con la franquicia de James Bond, y también, lo que le ha permitido observar el desarrollo de Daniel Craig en el personaje desde hace 10 años. Con respecto a qué lo retó más en No Time to Die, Greg Williams confiesa que es cuestión de conocer los tiempos de cada set de filmación, y aprender a trabajar en equipo:
“Suena muy obvio, pero entender eso es importante. Tienes que saber cuándo retirarte y cuándo estar presente. Por eso, las reglas para No Time to Die no fueron diferentes a las que he adoptado a lo largo de los años en mi trayectoria: […] tienes que hacerlo bien”, se ríe. “No hay tiempo para equivocarse”.
Por ello, Williams le recomienda a las personas que se quieren iniciar en la industria del cine que empiecen a tomar fotografías cinematográficas. “Pasamos mucho tiempo pensando en qué queremos ser, sin hacer nada para lograrlo'', sentencia el fotógrafo. Más allá del equipo necesario, lo que él verdaderamente considera fundamental es “encontrar formas, dominar la exposición […], y encontrar la luz correcta”. Sólo así, según su experiencia, se empieza realmente a contar historias. Más entrevistas:
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