No hay medias tintas con Rebecca Ferguson. Su mirada es tan intensa como su voz y de ahí se descuelga una sensualidad que hace sentir sus pasos. Si la pantalla del cine fuera de roca, seguramente las pisadas de esta actriz sueca han perforado la superficie con los pasos de sus personajes, que nunca podrán ser tachados de tibios.
Rebecca Ferguson: la actriz que deslumbra con su estilo sutilmente salvaje
El día de nuestra sesión con ella las pecas sobre su pecho y rostro brillan como la especia roja de las arenas del planeta Arrakis de sus dos filmes de Duna en 2021 y 2024, resultado de los reflectores de nuestro gran fotógrafo JuankR, quien cazó cada uno de sus movimientos durante el photoshoot que acompaña estas páginas, realizado en la capital inglesa. Apuntando. Acercándose. Arrojándose al piso. Sintiendo el hechizo de Rebecca, una estrella de cine que no ha dejado de sacudirnos con esa intensa mirada que comienza en sensualidad y termina en melancolía. Una suerte de Ingrid Bergman de Casablanca (1942) moderna.
Esto es una danza
Una que te invitamos a sostener en tus manos estas páginas, donde las placas fotográficas de Rebecca se suman a las palabras que atrapamos en esta entrevista por teléfono desde Londres. La mujer que ha sido reina en The White Queen, espía al lado de Tom Cruise en la serie de Mission Impossible, psíquica en la secuela de The Shinning, incluso madre de un mesías en la serie de Duna con poderes de hechicera, también fue la musa y amor imposible a punto de volver loco a Hugh Jackman no en una, sino en dos cintas: The Greatest Showman y Reminiscence.
“Como fotógrafo, JuanKr me permitió mucha libertad. Me dejó jugar e ir revelando lo que yo iba deseando hacer. Mostrar sólo lo que decidía a mi propio ritmo. Y junto a Caterina, estilista de la sesión, vestirme de la manera que yo quisiera. Tuvimos una jornada increíble y eso fue porque existió libertad, en una danza muy parecida al tango de Argentina”.
Y continúa: “¿Sabes?... El tango tiene mucho que ver con poner atención a tu pareja. Que siempre estés dispuesto a dirigir al otro, por eso lo amo. Piensa en cualquier relación, compañía, cualquier forma de colaboración… el tango te enseña que para poder mover a tu pareja hacia adelante tu debes inclinarte hacia atrás. Tienes que proveerle pequeñísimas cantidades de movimiento, para hacerle notar que estás a punto de moverte. No puedes empujar tu cuerpo sobre la otra persona, porque si no lo arrollas. Debes comunicarte con tu cuerpo, tu pie, el centro de tu cuerpo y luego te inclinas hacia atrás, activando el movimiento para que tu pareja avance hacia adelante. Eso representa para mí el mundo en que quiero habitar”, nos dice la voz melodiosa de Rebecca desde el otro lado de la línea, rematando como un “zapatazo”: “En este caso Juan Carlos era el líder como fotógrafo, pero él se inclinaba hacia atrás para permitirme entrar y así avanzar los dos juntos”.
Escucharla hablar del tango me hace darme cuenta que me ha arrebatado la primera pregunta, tras revisar que en sus inicios como artista llegó a poner una academia de este género musical latinoamericano que narra historias de complicidad en pareja con golpes de contrabajo, ondulaciones de los violines y las notas atrevidas del piano en ritmo acompasado.
¿Cómo una chica nacida en Estocolmo, Suecia, acabaría rendida ante el tango y luego un día a la cintura del cine? Es totalmente materia de cuento de hadas.
Hija del sueco hombre de negocios Olov Sundström y de la inglesa Rosemary Ferguson, Rebecca Louisa Ferguson Sundtröm tomó su apellido de escena de su ascendencia materna, cuya abuela es irlandesa y su abuelo de Escocia. De signo escorpión, la actriz tiene en su acta de nacimiento el año de 1983.
“Estudié en la escuela de Adolf Fredrik’s Music School, muy famosa en Estocolmo, donde incluso íbamos a cantar a las ceremonias de entrega del premio Nobel. Lo de las artes es culpa de mi madre, quien me puso lo mismo a ser bailarina, que a aprender jazz y funk. Ella deseaba exponerme a todo, incluso aprendí a jugar ‘poker en la frente’ y canasta con señoras de su edad”.
Y la madre de Rebecca sabía lo que significaba empaparse del arte en tu propia ciudad. En 1973, Rosemary Ferguson ayudó a la propia banda local ABBA a traducir la letra de su tema “Waterloo” del sueco al inglés para competir en Eurovision (certamen donde detonó la fama del cuarteto).
Como profético, la portada del álbum tercero de ABBA en 1975 muestra al rostro de Rosemary asomándose desde afuera del auto que transporta a los integrantes de la agrupación, con champagne en mano, luciendo curiosidad bajo su cabello ondulado rojizo. Menos de una década después la propia Rebecca sería quien nacería para andar en ese mundo de arte y glamour.
“Un día traté lo que yo llamaría la danza argentina, el tango, y me enamoró. Aún cuando yo estaba ya mayor mi profesor, Danielle, me tomó bajo su tutela e hicimos un gran dúo. Tuve muchas clases pero nunca me volví profesional; sin embargo, sí fui lo suficientemente buena como para ser instructora”, aclara.
Y agrega: “Me gustaba enseñar a las personas de la tercera edad en la aldea de pesca donde he vivido. Ese gozo de bailar nunca envejece. Tienes enfrente a hombres o mujeres de 80 años bailando con hombres o mujeres de 20. Eso no importaba. El romance y la electricidad, la comunicación sin que siquiera la gente sepa sus nombres, nada se interpone. Solo la existencia de ese momento entre los dos”, comparte Rebecca gozando de sus recuerdos.
Para Ferguson, su primer coqueteo con la actuación fue en la telenovela Nya tider en pleno cambio del siglo XX al XXI y con 17 años, allí se le daban las posibilidades de soñar en grande. Cuenta la historia que en 2011 un día en el mercado de Estocolmo el director Richard Hobert, tras observarla, la invitó a ser parte de su filme A One-Way Trip to Antibes por el que Rebecca recibiera el premio de Estrella Promesa en el Festival Internacional de Cine de Estocolmo.
Con 28 años, el personaje de Rebecca en A One-Way Trip to Antibes sube en una moto tipo Vespa al protagonista veterano, Sven-Bertil Taube, y le ayuda a redescubrir las razones para vivir, cuando él sabe que sus hijos quieren robarle su herencia.
Esa misma vitalidad tras su mirada azul, que lo mismo transmite la necesidad de reaccionar pronto, como la de no dejar pasar un momento definitivo o sujetar las manos al borde de un risco, ha sido parte de las razones por las que actores como Tom Cruise han llamado a Rebecca a ser su aliada de aventuras fílmicas.
La espía británica Ilsa Faust, que lo mismo encañona a Ethan Hunt (Cruise) que se deja descolgar desde las alturas con él, fue la oportunidad para que Rebecca pudiera poner en práctica el dominio sobre su cuerpo, aun cuando ella misma ha dicho que le dan vértigo las alturas, las cuales tuvo que desafiar en sus tres cintas de Mission Impossible entre 2015 y 2022.
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