Dile bonjour a Québec y emociónate una y otra vez con su magia y sus destinos.
No exageramos al decir que estás a menos de medio día de vuelo de tu más grande aventura: Québec y su invierno (recuerda pronunciar el acento cuando llegues) es una verdadera joya de la corona ubicada al este canadiense: es una ciudad cuyo cálido “Bonjour!” compensa sus largos periodos invernales, y todo lo que veas inspirará tus mejores fotos. La ciudad de Québec le dio nombre a la provincia y no al revés, como podría pensarse. Aquí el invierno es el rey: sube una montaña nevada en teleférico para descender esquiando; alquila una vagoneta para admirar una imponente aurora borealo sonríe por la ternura de las focas con sus crías, ¡pero siempre lleva ropa térmica!
Laurentides, Mont-Tremblant y Charlevoix
Ya en Québec, resulta muy sencillo moverte a sitios cercanos en coche, tren, y hasta bicicleta. Aunque el avión a veces es el único medio de llegar a ciertas zonas, considera que los vuelos pueden resultar costosos (pero si te animas, valdrá la pena). A continuación te mostramos tres excelentes opciones:
Laurentides
Inicia por el Chemin du Terroir (“Camino del terruño”), que tiene caminos gourmet, un museo y dos parques, pero también es un must el vino de hielo (hecho a partir de uvas que se cosechan congeladas), la cerveza artesanal y boucanneries, una suerte de salchichonería. Si lo tuyo es el ciclismo, visita el parque lineal Le P’tit Train du Nord y su ciclovía de 234 km de longitud.
Mont-Tremblant
El esquí es la actividad medular aquí y puedes rentar todo el equipo necesario: rodadas en bicicletas de llantas anchas (fatcycling), esquí de cualquier dificultad que domines y senderismo en bosques congelados. En algunos sitios necesitas un pase de acceso durante la temporada alta.
Charlevoix
Aunque también hay muchas actividades invernales, existen aventuras náuticas, culturales o gastronómicas o culturales. ¿Qué tal una tarde culinaria y con cata de vinos para variar un poco?
Bonus: La ruta de los sabores
Nombrada así por la variedad de opciones que ofrece, es de las principales atracciones de Charlevoix. Aquí, los agricultores te mostrarán sus productos y los chefs ofrecen menús con auténticos tesoros gastronómicos. Desde Petite-Rivière-Saint-François hasta La Malbaie, sidras y cervezas artesanales, champiñones en escabeche, multipremiados quesos y vinos deslumbrantes, exquisita carne orgánica, patos bien criados o productos de granja contribuyen a su fama. No importa si haces una sola parada para una degustación o te quedas a cenar: cualquier restaurante o productor aquí es garantía y calidad.