People say I’m controversial. But I think the most controversial thing I have ever done is to stick around.
En la más reciente entrega de los Grammy se hizo historia: Kim Petras fue la primera mujer trans en ganar un Grammy por su canción con Sam Smith, quien está poniendo a discutir a todo mundo sobre su cuerpo, sobre si se le ve bien un corsé a un cuerpo masculino y con sobrepeso, en otras palabras, si un oso blanco y empoderado como el cantante británico puede o no en 2023 ser disruptivo con una canción en la que habla sobre la infidelidad de un “hombre de familia” y la canta con una mujer trans. Para presentar a estos dos cantantes, Madonna hizo acto de presencia y la conversación pública se fue al rostro de Madonna. ¿Qué diablos le pasó? ¡Parece Lyn May! ¿Y ese culo? ¿Dónde quedó la figura de amazona atlética a la que Madonna nos tenía acostumbrados desde 1982 y que todavía en 2015 seguía asombrando al mundo? En pocos segundos, los Grammy se convirtieron en una enorme discusión pública sobre el cuerpo de los demás y en específico sobre la cara de Madonna. Y los Centennials volvieron a confrontarnos a los Baby Boomers, Gen X y Millenials y a decirnos: sobre el cuerpo de los demás no se habla.
Es una tristeza que en 2023 las conversaciones en torno a Madonna sean sobre su cara y no sobre su significado, su legado. Madonna es simplemente la mujer que revolucionó el mundo del espectáculo, la show woman por excelencia. Es cierto, Madonna se inspira de Raffaella Carra, de Mina, de Marlene Dietrich, de Marilyn Monroe, de Bettie Page y de tantas otras, pero hoy no tendríamos a Britney, Gaga, Shakira, Miley,Rihanna, Beyonce, Sam Smith o hasta la Trevi sin Madonna. La misma Kim Petras lo reconoció la misma noche en la que ganó el Grammy.
Y es que los conciertos masivos como los conocemos hoy tienen su antecedente en la gira “Blonde Ambition”. La forma en la que Madonna desafió los estándares de lo permitido para una mujer con respecto a su sexualidad, su valentía al abrazar la diversidad sexual, su acompañamiento a la conciencia y empatía sobre el VIH, sus críticas a la iglesia católica. En fin, una larga lista que que hicieron de esta mujer el “futuro del feminismo”, como la intelectual feminista Camille Paglia se refirió a la cantante italoamericana en un editorial del New York Times de 1990. Es una tristeza que las redes se concentren en si “se le pasaron los fillers en el rostro” y al mismo tiempo es algo a lo que Madonna está acostumbrada. Después de todo, solamente lleva 4 décadas luchando públicamente contra el sexismo y la misoginia o siendo aliada de la lucha contra la homofobia y contra el racismo. Desde que cumplió 40, Madonna enfrenta la discriminación por edad y la enorme expectativa que ponemos en las personas públicas y en la forma en la que envejecen. El énfasis lo ponen en eso, en lugar de que a sus 64 años Madonna está por romper uno de sus propios récords al lanzar una nueva gira de conciertos que inicia en Vancouver en junio próximo.
Tras las críticas a Madonna en los Grammys, la novelista Jennifer Weiner publicó un ensayo en The New York Times y la columnista Monica Hesse otro en el Washington Post. Ambas hicieron un llamado a la empatía. La primera se preguntó ¿exactamente con cuál Madonna están comparando su cara? Porque Madonna ha tenido múltiples reinvenciones. Es un camaleón. La segunda puso el énfasis en los juicios en torno al envejecimiento en las mujeres. Ambas tienen razón.
Escribo sobre Madonna desde el sesgo de alguien que creció oyéndola y amándola. Desde la pimera vez que oí Borderline justo en una carretera tamaulipeca rumbo a la frontera con Texas hasta que me aprendí la coreografía de Vogue y la repetía escondido en mi cuarto para que no me vieran mis padres, Madonna me ha acompañado en la vida, me hizo tomar valor para reconocerme como alguien de la diversidad sexual, abrazar quién soy y tener la resiliencia para levantarme después de cada caída. Madonna nos ha dado tanto y a pesar de que desde los 80 el mundo hablaba sobre su culo al aire, en los 90 sobre sus enormes bíceps, en los 2000 sobre sus piernas musculosas, en los 2010 sobre sus novios veinteañeros y desde hace unos 4 años sobre sus cirugías estéticas, ella puede hacerse lo que quiera y seguirá siendo la reina. En uno de sus éxitos más sonados del 2000, Madonna canta “please don’t tell me to stop” y eso es lo que nos está diciendo. Madonna Louise Veronica Ciccone, “Veronica Electronica”, “Dita”, “Breathless Mahoney”, “Evita”, “Madame X” o simplemente Madonna no está lista ni se quiere sentar todavía. ¡Y qué bueno! Que los Centennials sigan haciéndonos ver lo mal que está hablar sobre los cuerpos ajenos, pero que Madonna siga provocando conversaciones, siga siendo relevante, siga sobreviviendo, creando y resistiendo. Long live the Mother of the House. Long Live the Queen!
