Chopard eleva nuevamente el estándar de la relojería contemporánea con su colección Alpine Eagle, una línea que combina el espíritu deportivo con una sofisticación mecánica de alto nivel. En esta ocasión, la marca suiza presenta una pieza extraordinaria: el Alpine Eagle Flying Tourbillon, un modelo que destaca tanto por su diseño refinado como por su excelencia técnica.
Mente brillante, corazón mecánico: el calibre L.U.C 96.24-L
En el interior de este reloj late una de las grandes creaciones de Chopard Manufacture: el calibre L.U.C 96.24-L. Se trata de un movimiento automático extraplano, de tan solo 3,30 mm de grosor, que incorpora un tourbillon volante con parada de segundos, una característica excepcionalmente rara incluso en la alta relojería.
Este movimiento no solo garantiza una precisión extraordinaria —certificada por el Control Oficial Suizo de Cronometría (COSC)—, sino que además ostenta el prestigioso Punzón de Ginebra, que certifica la calidad de su ensamblaje y acabados, así como su origen genevés.
El arte de hacer flotar el tiempo
El tourbillon volante es una complicación que exige una maestría inigualable. Al carecer de puente superior, la jaula del tourbillon parece flotar en el espacio, ofreciendo una visión libre y limpia del mecanismo. Su posición, a las 6 horas, no es casual: allí se convierte en el punto focal de una esfera diseñada para seducir a la vista y a la razón.
Este tipo de tourbillon no solo mejora la precisión cronométrica al compensar los efectos de la gravedad, sino que también realza la estética con una ligereza visual que va en perfecta armonía con el estilo de la colección.
Belleza interior: innovación, sostenibilidad y savoir-faire
El Alpine Eagle Flying Tourbillon se presenta en una caja de 41 mm fabricada en Lucent Steel™, un innovador acero exclusivo de Chopard. Este material no solo destaca por su brillo y resistencia, sino también por su composición responsable: contiene al menos un 80 % de acero reciclado, reafirmando el compromiso de la marca con una relojería ética y sostenible.
El calibre L.U.C 96.24-L cuenta con la tecnología Chopard Twin, basada en dos barriletes superpuestos que ofrecen una reserva de marcha de 65 horas. Su microrrotor de oro de 22 quilates contribuye a mantener la delgadez del movimiento, sin sacrificar eficacia ni energía.
Cada componente del movimiento está decorado a mano con motivos Côtes de Genève, prueba de la minuciosa atención al detalle que caracteriza el trabajo de los artesanos de la Maison.
Una esfera inspirada en los Alpes
El diseño de la esfera merece mención aparte. El tono Azul Rhône evoca las aguas puras del glaciar del Ródano, en el corazón de los Alpes suizos, un guiño poético al origen natural de la colección. Texturada sobre una base de oro macizo, la esfera presenta un motivo radial inspirado en el iris del águila, símbolo que da nombre a la colección y que refuerza su carácter majestuoso.
Este motivo se extiende hasta los brazos del tourbillon, cuya forma reproduce el diseño de las agujas de oro. Sobre la jaula del tourbillon también se sitúa el pequeño segundero, con una aguja tratada con SLN X1 para asegurar su visibilidad.
Equilibrio perfecto entre forma y función
Con solo 8 mm de grosor total, la caja del Alpine Eagle Flying Tourbillon es más delgada que la del modelo Alpine Eagle 41 clásico, lo que permite una mayor apertura de la esfera y una estética más refinada. Los flancos estilizados, la corona grabada con la rosa de los vientos, el bisel con ocho tornillos indexados y el brazalete metálico perfectamente integrado conforman una silueta reconocible, sobria y distintiva.
Una obra de arte que respira precisión
La colección Alpine Eagle ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Desde su creación, ha incorporado progresivamente innovaciones técnicas sin comprometer su inspiración original: la fuerza de la naturaleza, la elegancia contemporánea y la precisión artesanal. El Flying Tourbillon representa el equilibrio perfecto entre ingeniería de vanguardia y estética pura.