Redes sociales como Instagram, Facebook o Twitter son fácilmente programables, aunque nos hagan pensar que un posteo responde al tiempo presente. Puede que un usuario entienda esto fácilmente en la red social de un medio como el nuestro, pero debería pensar lo mismo de los influencers que nos venden redes personales y orgánicas cuando solo nos muestran un perfil laboral y totalmente profesionalizado. Con la aplicación BeReal esto se acabó.
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Por: Rafael Sánchez Casademont Puede que haya ciertos afortunados que se pasan la vida en hoteles de Bali, en Ibiza y en los antros de moda del mundo. Pero no tantos como aparenta Instagram. El motivo es evidente, enseñamos solo lo que queremos y de un solo producto podemos aprovechar pasar sacar un montón de publicaciones. Es decir, pasamos un finde en la Riviera Maya y nutrimos con fotos del mismo nuestro perfil durante un mes. Es el postureo institucionalizado, con horarios, planificación y calendario, una estrategia que ya va mucho más allá de echarse 50 fotos hasta salir bien en una. Es decir, las redes sociales que conocemos han dejado de ser esa conexión social entre vidas que tanto esperábamos para pasar a ser un escaparate público, profesional y falso de las mismas. Para solucionarlo, o al menos reconducirlo un poco, llegó BeReal. Esta red social francesa nacida en 2020 se ha disparado en popular este 2022, concretamente en el último par de meses, y ya cuenta con 53 millones de usuarios con la app instalada. Su funcionamiento es tan sencillo como férreas sus reglas, todo para hacer honor a su nombre.
Así funciona la aplicación BeReal
BeReal te permite subir una única publicación al día, 24 horas de espacio que también será lo que tarde en desaparecer. Te manda una notificación y, desde que pulses en ella o accedas a la app, solo tienes 2 minutos para hacer la foto y públicar. El tiempo no solo es escaso si no que deja constancia de cuantos intentos de foto haces anteriores a la foto que publicas. Vamos, para dejarte mal hasta por prepararte un minuto. Por supuesto, no puedes acceder a la galería ni hacer retoques. Además, en la imagen salen a la vez una foto de la cámara trasera y de la cámara frontal o de selfie. Es decir, obligatoriamente sales tú y el sitio en dónde estás. Por supuesto, puedes negarte a participar en la publicación del día pero eso también impedirá que puedas ver las publicaciones de tus amigos de ese mismo día. BeReal está llenándose de vidas más que ninguna otra red social. Es algo sencillo, al fin fotos del día a día, de fotografías en tu lugar de trabajo frente al ordenador o en la cama en pijama. No suena apasionante, pero sí debería contribuir a esa ansiedad que muchos padecen al ver cómo las vidas de los demás parecen mucho más apasionantes que las suyas, mientras miran Instagram sentados en el excusado (mal sitio para cumplir con la tarea diaria de BeReal, considerate notificado). Sin embargo, este formato también genera el aliciente de que, tras una semana de publicaciones en tu lugar de trabajo o en tu casa en pijama, llegues un día en el que puedas subir esa foto clásica de poser, con una buena cenita gourmet en el restaurante de moda, o en una cascada tras una buena jornada de senderismo con los amigos. Solo que ahora también serán diferentes a las de antes, serán más valiosas por el simple hecho de que esta vez si se diferencian de las demás, reflejando ese momento especial entre la rutina del día a día. No es lo mismo subir una foto con los colegas de fiesta por que sí, porque puedes, a pasar de lunes a viernes con fotos en solitario en tu mesa de trabajo y llegar al sábado y tener una con la mejor compañía. Sin embargo, no todo funciona en BeReal. Como era de esperarse, la aplicación tiene un porcentaje de usuarios activos a diario muy bajo en comparación con sus competidores. Todavía estamos entrenados para participar en el posteo público siempre que valga la pena, y muchos prefieren no participar a tener que publicar una foto despeinados bajo la manta. Pero quizás con que solo unos pocos se atrevan, y sus amigos y contactos les vean, ya hayamos ganado algo.
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