Entre las familias olfativas, algunas están más relacionadas con la proyección masculina, mientras que otras van hacia la femenina.
Conforme nos acercamos a una disciplina o conocimiento, vemos la complejidad que encierra tal cosa. La perfumería, el arte de preparar fragancias cautivantes, no puede ser la excepción. Podemos tocar diferentes temas relacionados a esto, mas el que nos importa en esta nota está vinculado a la diversidad de aromas que encontramos en los distintos perfumes, es decir, algo que categorizamos en las familias olfativas. Te contamos lo que sabemos.
¿Qué son las familias olfativas?
En el mundo de la perfumería las familias olfativas son las diferentes categorías en las que puede inscribirse una fragancia, por razón de las notas y aromas que la componen.
Existen bastantes familias olfativas. Es muy probable que los nombres de algunas te suenen; incluso, puede que, cuando buscas un nuevo perfume, lleves en mente alguna sin saber que estás haciendo referencia a toda una de estas.
Algunas de las más conocidas
Amaderado: Los perfumes de este tipo estás más asociados al gusto masculino. Se les describe como terrosos y cálidos, con notas de cedro y sándalo entre sus sobresalientes.
Cítrico: Igualmente, como su nombre lo advierte, estos son aromas que evocan al limón, la naranja y la toronja, por mencionar algunos ejemplos. Se caracterizan por su frescura y por ser ideales para climas cálidos.
Frutal: Los frutales son dulces y comunes entre los jóvenes. De estos, algunos pueden rozar la frontera que los divide de los cítricos.
Acuático: Emulando algunas de las notas marinas y de cuerpos acuáticos menores, los de este punto son conocidos por su “limpieza”. También son de populares en la población masculina, especialmente.
Floral: Esta última familia que ponemos como ejemplo, por lo común, es femenina. En ella, como no puede ser de otra forma, vemos notas de plantas que destacan por su particular olor. Es el caso de la lavanda y la rosa.