Keith Richards es una de las grandes leyendas del rock. Además de su cabello blanco y desordenado, su eterno cigarro en la boca, gafas oscuras, arracada en la oreja derecha y anillo de calavera en la mano derecha, el músico es bien conocido por haber portado un reloj que alguna vez fue parte innegable de su atuendo: un Panthère de Cartier.
El Panthère es uno de los modelos de relojes más reconocidos de la casa. Se trata de una creación de la década de 1980, un periodo en el que hubo diversos cambios en los diseños de lujo que llegaban a manos de los consumidores.
La característica clave de este reloj es el marco cuadrado con los números romanos con una inclinación particular, y los minutos marcados de forma alternativa con otro cuadrado dentro.
A pesar de que el reloj es pequeño y con una apariencia ligeramente femenina, es un modelo que va precisamente con el estilo un tanto andrógino de Richards, sobre todo en aquellos años 80.
La pieza formó parte de una última ola de modelos de relojes sin género. En el presente, los relojes delgados y pequeños de Cartier son exclusivos de las colecciones femeninas. Especialmente esa forma cuadrada no es vista como algo masculino, a excepción de algunos smartwatches.
Influencias Art-Deco
Esta pieza de Cartier es un verdadero tributo al pasado de la marca, evocando las influencias Art-Deco de los años 30, cuando los relojes pequeños y sutiles no estaban pensados exclusivamente para mujeres. Es un recordatorio de esa era dorada en la que el diseño de relojes no tenía distinción de género.
Hoy en día, Cartier ha relanzado el Panthère, pero en una versión dirigida solo para mujeres, aunque eso podría ser más una cuestión de diseño que de funcionalidad. Este nuevo modelo viene en dos tamaños, con opciones en oro rosa, amarillo y acero, además de dos tonalidades diferentes, lo que ofrece una combinación ideal de elegancia y versatilidad.
Quizás tengamos que esperar para ver un regreso de este tipo de relojes, pero siempre está la posibilidad de conseguir uno de los clásicos (aunque puede ser un poco complicado). Sin duda, esta pieza es una de las más impresionantes que hemos visto, y no hay nadie mejor que Keith Richards para llevarla con ese estilo inconfundible.