La forma en que los fabricantes de automóviles tienden a lanzar sus últimos modelos ha seguido el mismo patrón durante años. Llevar a un grupo de periodistas y, más recientemente, a influencers, a un hotel glamuroso en algún lugar soleado, con bonitas carreteras y paisajes pintorescos al alcance de la mano. Al llegar, disfrutan de bebidas, canapés y estratégicos mensajes de marketing. A la mañana siguiente, los meten en un auto y a cruzar los dedos para que todos regresen en una pieza y que escriban cosas buenas sobre la máquina. Permítenos contarte sobre el McLaren Artura.
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Por: Will Hersey Como invitado, todo es muy agradable y, al mismo tiempo, muy extraño. Personas sonrientes con camisetas de la marca te llevan del hotel al estacionamiento, al carrito de refrigerios y al descanso para ir al baño, siempre a un paso de hacerlo todo por ti. Los hoteles son tentadores pero tu tiempo libre son 27 minutos en promedio, por lo que las sandalias para el spa suelen quedarse en sus envoltorios de celofán. La comida también suele ser excelente, aunque es muy probable que te sientes junto al vicepresidente de algo. Los cócteles se recomiendan activamente a pesar de una inminente alarma a las 6:30 a.m., en la que se te pedirá que conduzcas automóviles rápidamente en curvas que revuelven el estómago. Muchas cosas pueden salir mal: tormentas fuera de temporada, periodistas de alto mantenimiento, errores en la ruta, trampas de velocidad. Todo puede pasar, incluso largas charlas con la policía.
Lo que las marcas no quieren que ocurra es que, luego de tantas molestias y tanto dinero invertido, algún auto se incendie. Los fabricantes tienden a preferir el término “incidente térmico”. Desafortunadamente, eso es lo que ocurrió el día del lanzamiento del McLaren Artura en junio pasado.
Aparentemente, usaron el anticongelante incorrecto en una sesión de pista, lo que provocó una reacción que requirió algunos extintores de inmediato. También se informaron algunos problemas iniciales en el software de preproducción. Seamos realistas, los periodistas no serían tu primera opción de profesión para mantener la discreción cuando las cosas salen mal, por lo que se difundió la noticia. Para sumarse a la sensación de desgracia, el tan esperado Artura, un automóvil importante para el futuro de McLaren, ya había sufrido importantes retrasos. El Covid no fue amable con la industria automotriz, pero McLaren ha recibido más golpes que la mayoría, desde problemas con la cadena de suministro hasta despidos y cambios de liderazgo. Incluso tuvo que vender su famosa sede de Woking, solo para arrendarla de nuevo. Se suponía que el Artura sería el auto que cambiaría la narrativa, y todavía podría hacerlo. Lo que quizás explique por qué se presentó antes de que estuviera listo. Varios meses después, en otoño, no muy lejos de la sede de McLaren en Surrey, quedó claro que uno no debería dejarse llevar por este desfavorable comienzo, especialmente con una marca que constantemente ha producido superdeportivos impecables.
Las puertas de tijera y las salpicaderas curvas son tropos de diseño familiares de McLaren, y aunque el Artura se ve salvaje, rápido y sigiloso, dado que representa una nueva era para la marca, podría haber sido bueno mostrarlo y contarlo. La mayoría de las bases del Artura son completamente nuevas, desde la suspensión hasta la caja de cambios y la cabina de fibra de carbono, que McLaren ha desarrollado internamente por primera vez. Esa es una gran noticia en el mundo automotriz. Sin embargo, la noticia más importante es que este es el primer automóvil de nivel de entrada de McLaren con un motor eléctrico, si es que esa frase todavía se aplica a un vehículo que cuesta más de 4 millones de pesos. Junto con un nuevo motor turboalimentado de seis cilindros y tres litros, la potencia combinada que se ofrece asciende a 671 hp, con un tiempo de 0 a 100 km/h en tres segundos y una velocidad máxima de 330 kph. Esta no es una especificación que quieras verificar en una autopista húmeda. Para McLaren, la adición de un motor eléctrico representa más un aumento de rendimiento que un esfuerzo real para mejorar sus credenciales ecológicas, con el par proporcionando potencia instantánea y constante siempre que se solicite. El rango eléctrico puro es de solo 30 kilómetros, aunque el motor lo recarga constantemente, por lo que, en teoría, nunca se agota por completo. Cuando lo enciendes, el modo de conducción predeterminado es eléctrico. Al principio se siente extraño conducir en silencio, pero los vecinos y transeúntes sin duda lo apreciarán. Se consideró el frenado regenerativo, pero se rechazó, ya que es probable que interfiera con la experiencia del conductor. Se sabe que los clientes de McLaren se toman estas cosas en serio; si la marca Ferrari es todo chaquetas cruzadas y mocasines, McLaren es más impermeables técnicos con una variedad de bolsillos con cremalleras.
La cabina sigue tan centrada en el conductor como siempre, aunque hay muchas mejoras bienvenidas, incluidos excelentes asientos estándar, controles de asiento más convenientes (solían requerir la destreza de un titiritero), una pantalla de infoentretenimiento actualizada y muchos lugares prácticos para colocar bebidas, llaves y teléfonos. La visibilidad es excelente y el tablero es claro y sin complicaciones. En general, es un equilibrio acertado entre una cabina para relajarse, pero también para concentrarse. Y debes concentrarte. El Artura puede cambiar de personalidad fácilmente del tráfico en la ciudad a las carreteras abiertas de dos carriles sin quejas perceptibles. De hecho, el modo eléctrico en áreas concurridas es una buena forma de reducir, al menos marginalmente, el “mírenme”. Sin mami vans blancas delante, el coche cobra vida. Ágil, equilibrado, atractivo: es difícil imaginar un superdeportivo que sea un compañero completo más agradable. La precisión y la destreza técnica de McLaren se combinan con la retroalimentación anticuada y la dirección hidráulica directa para lograr un efecto serio. Estás en manos más que confiables, y un lanzamiento de prensa desafortunado no va a cambiar eso. Las únicas dificultades técnicas que encontré fueron con mi propio proveedor de red telefónica, lo que significa que perdí la conexión del navegador satelital, me equivoqué en una vuelta y terminé en medio del tráfico escolar en las afueras de Dorking. Tiempo perdido que podría haber gastado en un camino rural con el Artura, y por eso, quizás nunca los perdone.
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