¿Qué le pasa a tu cuerpo al hacer ejercicio cuando hay contaminación ambiental?

El ejercicio siempre será vital para la salud, pero hacerlo de manera informada es aún más importante.

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PEXELS

Hacer ejercicio es una de las mejores decisiones que puedes tomar por tu salud. Pero, ¿qué ocurre cuando decides salir a correr, andar en bici o entrenar al aire libre mientras el aire está cargado de contaminantes? Aunque el movimiento sigue siendo beneficioso, la calidad del aire puede cambiar radicalmente los efectos en tu cuerpo. Hoy te contamos, de forma clara y basada en ciencia, por qué debes prestar atención a este tema.

Respirar profundo: ¿una bendición o un riesgo?

Durante el ejercicio físico, la frecuencia respiratoria puede aumentar hasta diez veces más que en reposo. Eso significa que no solo inhalas más oxígeno, sino también más partículas contaminantes suspendidas en el aire, como el dióxido de nitrógeno (NO₂), ozono troposférico (O₃) y material particulado fino (PM2.5).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas partículas penetran profundamente en los pulmones e incluso llegan al torrente sanguíneo, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y, a largo plazo, ciertos tipos de cáncer. Así que, paradójicamente, mientras buscas fortalecer tu corazón, podrías estar exponiéndolo a un estrés adicional.

Tu sistema respiratorio: en la primera línea de batalla

Uno de los primeros sistemas que se ve afectado por el ejercicio en ambientes contaminados es el respiratorio. Investigaciones del American Thoracic Society indican que la exposición al ozono durante el ejercicio puede causar inflamación de las vías aéreas, irritación de garganta, tos persistente y dificultad para respirar.

Para las personas con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el ejercicio al aire libre en días de mala calidad del aire puede incluso desencadenar crisis graves.

El corazón también sufre en silencio

No es solo cuestión de pulmones: la contaminación también puede alterar el sistema cardiovascular. Estudios publicados en The Lancet han demostrado que la inhalación de material particulado aumenta la coagulación de la sangre, eleva la presión arterial y favorece la formación de placas en las arterias (aterosclerosis).

Esto significa que, especialmente para personas con factores de riesgo como hipertensión o antecedentes familiares de enfermedad cardíaca, ejercitarse en ambientes contaminados puede ser más peligroso de lo que parece.

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UNSPLASH

¿Y el rendimiento físico? Una carrera cuesta arriba

Más allá de la salud a largo plazo, la contaminación también puede afectar tu rendimiento inmediato. Un informe de la Environmental Protection Agency (EPA) de EE.UU. señala que entrenar en condiciones de aire contaminado reduce la capacidad aeróbica, acelera la fatiga y disminuye la eficiencia del intercambio gaseoso en los pulmones.

En otras palabras: te sentirás más cansado, rendirás menos y tu recuperación post-ejercicio será más lenta.

¿Hay algo que puedas hacer? ¡Claro que sí!

No todo está perdido. Aquí te dejamos algunas estrategias para protegerte:

Consulta la calidad del aire antes de salir. Usa aplicaciones como AirVisual o el índice de calidad del aire de tu ciudad.

Elige horarios estratégicos. A primera hora de la mañana o después de la lluvia, los niveles de contaminación suelen ser más bajos.

Prefiere espacios verdes. Los parques con muchos árboles tienden a tener mejor calidad de aire que las calles principales.

Entrena bajo techo en días de alta contaminación.

Considera usar mascarillas especiales (N95) si debes ejercitarte al aire libre cuando la contaminación es moderada.

Escucha a tu cuerpo… y al aire que respiras. El ejercicio siempre será vital para la salud, pero hacerlo de manera informada es aún más importante. La contaminación ambiental no debería detenerte, pero sí motivarte a tomar decisiones más inteligentes: adaptando tus rutinas, eligiendo mejores lugares y tiempos, y protegiendo tus pulmones y corazón tanto como cuidas tus músculos. Moverse es vivir, pero vivir bien también implica respirar bien.

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