Niksen: la filosofía neerlandesa del placer de no hacer nada

¿Y si ese “no hacer nada” fuera, en realidad, el camino hacia una vida más plena y saludable?

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Vivimos en un mundo que premia la productividad constante, por lo tanto, es difícil no sentirnos culpables cuando nos tomamos un respiro. Vivimos en una sociedad que ve el tiempo libre como una oportunidad para hacer algo “productivo”, como si el ocio debiera tener un propósito. Pero, ¿y si ese “no hacer nada” fuera, en realidad, el camino hacia una vida más plena y saludable?

Los neerlandeses tienen una respuesta a esta pregunta: Niksen. Este concepto, que se traduce como “no hacer nada”, es mucho más que un simple descanso; es un estilo de vida que prioriza el autocuidado y el equilibrio personal, especialmente en un entorno que exige estar siempre en movimiento.

¿Qué es Niksen?

El niksen no es solo una excusa para quedarse en el sofá o evitar las responsabilidades. Es un arte de ser, no de hacer. Se trata de permitirnos disfrutar de esos momentos en los que no tenemos que cumplir ningún objetivo ni hacer algo “útil”. Según Annette Lavrijsen, autora de Niksen. El arte neerlandés de no hacer nada, el niksen es un acto de poner nuestras necesidades primero, dándonos permiso para desconectar de las presiones externas y simplemente estar.

Este método no tiene nada que ver con la holgazanería o el aislamiento social; al contrario, es una forma de recalibrar nuestra vida para que, después de un merecido descanso, podamos volver a interactuar con los demás y realizar nuestras tareas diarias con más energía y claridad.

Un rechazo saludable a la cultura de la productividad

¿Alguna vez te has sentido culpable por rechazar una invitación o por no estar constantemente ocupado? Vivimos en una cultura que valora la productividad y el multitasking, y a menudo, nos sentimos presionados a ocupar cada minuto de nuestro tiempo libre con actividades “productivas”. El niksen nos enseña a desafiar esta idea y a regalarle a nuestra mente un espacio para relajarse, sin la presión de ser productivos todo el tiempo.

Este enfoque no solo mejora nuestro bienestar, sino que también refuerza nuestras relaciones. Al poner nuestros límites y priorizar el tiempo para nosotros mismos, creamos una versión más auténtica y saludable de nuestras interacciones sociales. En lugar de quedarnos atrapados en un ciclo de compromisos constantes, el niksen nos invita a disfrutar de momentos de relajación genuina, algo que, paradójicamente, puede fortalecer nuestros vínculos con los demás.

Beneficios inesperados: menos estrés, más creatividad

Aunque el objetivo principal del niksen no es aumentar la productividad, los resultados colaterales son sorprendentes. Al liberarnos de la constante presión de hacer, encontramos una nueva forma de relajarnos que se asemeja a la meditación o el mindfulness. A diferencia de estos métodos, el niksen no requiere que dejemos pasar los pensamientos o alcancemos un estado profundo de conciencia, sino que simplemente nos invita a “ser” sin ningún esfuerzo.

Esta práctica de relajación consciente ayuda a reducir el estrés, mejorar nuestro estado de ánimo y hasta estimular la creatividad. Al alejarnos de la rutina frenética, nuestra mente se revitaliza, lo que, a su vez, nos permite abordar tareas con mayor eficacia y concentración.

Niksen y la salud: reenergizar el cuerpo y la mente

Los beneficios del niksen van más allá de lo emocional. Vivir en un estado constante de productividad puede agotar nuestra energía mental, afectando nuestra salud. Tomarse un tiempo para no hacer nada recarga nuestras pilas, aumentando nuestros niveles de energía y reduciendo la fatiga. Además, al aprender a priorizar lo que realmente importa, eliminamos actividades que no aportan valor a nuestra vida, lo que mejora nuestra capacidad de concentración y eficiencia a largo plazo.

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La belleza de no tener un plan: personaliza tu Niksen

Una de las mejores cosas del niksen es que no existe una única forma correcta de practicarlo. Cada persona tiene sus propias pasiones y preferencias, por lo que lo que “no hacer nada” significa para ti puede ser muy diferente de lo que significa para otra persona. Puede ser una caminata sin rumbo, tomar una siesta al sol o simplemente sentarse en silencio y disfrutar de la tranquilidad.

Lo esencial es que el niksen es una invitación a hacer de nuestra felicidad y bienestar una prioridad. No se trata de esperar un beneficio inmediato ni de alcanzar un objetivo específico, sino de disfrutar del presente y darnos un respiro, sin culpa alguna.

El camino hacia una vida más plena

El niksen nos recuerda que el descanso no es un lujo, sino una necesidad. Nos enseña que el tiempo para no hacer nada puede ser tan valioso como el tiempo de trabajo o de interacción social. Al incorporarlo en nuestra rutina, podemos reducir la ansiedad, mejorar nuestra productividad y, sobre todo, ser más felices.

La próxima vez que te sientas tentado a juzgarte por no hacer nada, recuerda que hay una forma de cuidar de ti mismo. La felicidad no siempre llega con esfuerzo; a veces, llega con el simple acto de ser.

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