Estos extraños fetichismos han sido estudiados y atendidos por especialistas que buscan comprender el área más turbia de la sexualidad.
El universo de la sexualidad es tan vasto y diverso, que apenas ese término le hace justicia. En él podemos encontrar tantas fijaciones y prácticas como, casi, gustos y personas. Por eso, hay quienes consideran que en la intimidad lo “normal” es solo un decir, pues cualquier clase de sorpresa cabe en un encuentro carnal. En este sentido, la mejor forma de llegar al sector más insólito es mediante los extraños e impensados fetiches que a continuación te presentamos.
¿Qué es un fetiche?
Si hablamos de fetiches se nos cruzan dos perspectivas: la antropológica, que nombra de esta forma a objetos dignos de la devoción de un culto; y la psicológica, que nos habla de la obsesión de un individuos por un objeto que despierta sus fantasías sexuales.
Los fetiches más extraños
Ursusagalamatofilia
Este fetiche, cuyo nombre es apenas pronunciable, refiere a las personas que se excitan por las cualidades o características que pueden asociarse a un animal.
Salirofilia
Hemos hablado sobre la falta de higiene como una de las mayores matapasiones. Pero, en una de esas, puedes tener la oportunidad de cruzarte con una mujer con salirofilia, y experimentar todo lo contrario: llevarla a lo más alto de su excitación en razón de una notoria suciedad en tu cuerpo. Aunado a ello, este fetiche suele acompañarse con sadismo y masoquismo.
Formicofilia
Seguimos bajando en el abismo de los fetiches más extraños. En este escalón nos encontramos con la formicofilia, el caso de personas que gustan de poner toda clase de insectos en sus genitales. Según psicólogos, a veces esto no es suficiente, y los individuos adeptos a esta práctica buscan las picaduras de dichos animales para aumentar las sensaciones que califican como placenteras.
Hematofilia
El fetichismo vampírico existe y lleva por nombre, cómo no puede ser de otra forma, hematofilia. Aquí, las personas se emocionan con la sangre, por lo que usan este tejido vital para embadurnar a su pareja, mientras están en el acto. Y sí, esto incluye, según han documentado los expertos, beberse el líquido.
Autonepiofilia
Finalmente, y sin entrar en muchos detalles, tenemos este fetichismo por los pañales. Los especialistas en psicología dicen que esto no es una variante de la pedofilia, sino que es el gusto por autocomplacerse con un pañal, o bien, por ver a la pareja usando uno.