El consumo continuado de pornografía se relaciona con cambios cerebrales. Determinar si existe un problema de adicción a la pornografía o si se consume demasiada puede ayudar a saber si hay conductas compulsivas o un problema que necesita asistencia.
Efectos de la pornografía en el cerebro que debes conocer
El consumo de pornografía tiene un importante impacto en cómo se concibe el sexo, especialmente entre los más jóvenes. Estudios han demostrado que el consumo habitual de este tipo de contenidos aumenta las agresiones sexuales en general y, especialmente, contra las mujeres. Por eso, cada vez son más las voces que piden que los gobiernos de diferentes países regulen adecuadamente el acceso a la pornografía, sobre todo por parte de los menores.
Además, la visualización de contenidos sexuales explícitos de forma continuada ha sido relacionada con problemas de aprendizaje y pérdidas de memoria, según un estudio realizado por el Centro de Psicología del Ciclo Vital de Berlín en 2014. El consumo excesivo de pornografía afectaría al volumen de materia gris del lóbulo derecho del cerebro, donde se alberga tejido neuronal relacionado con la inteligencia. Por tanto, esta reducción de la materia gris podría afectar a funciones como el aprendizaje y la memoria.
¿Cómo afecta entonces el consumo continuado de pornografía entre los más jóvenes?
Los expertos explican que la disminución de la actividad frontal y otras alteraciones cerebrales provocan disminución del rendimiento cognitivo, lo que interfiere sustancialmente con el proceso de aprendizaje en adolescentes y jóvenes, sector de edad donde el consumo es amplio.
En cuanto a los efectos generales del consumo continuado de pornografía, señalan que la adicción a la pornografía está causada por un estímulo supernormal y un secuestro de las vías que regulan la recompensa a determinadas conductas.
Desde el punto de vista psicológico, los expertos consideran que interpretar las consecuencias psicológicas del consumo de pornografía siempre debe hacerse teniendo en cuenta que es un tema muy controvertido. No se cree que se trate de algo malo, pero también hay que saber entenderlo y consumirlo adecuadamente para que las consecuencias no sean negativas.
El consumo normal no se traduce en efectos relevantes, incluso hay parejas que lo ven juntos y les resulta estimulante. En cambio, cuando se trata de una adicción, los pacientes no pueden conectar emocionalmente con los demás y evitan las relaciones sexuales porque es frecuente que presenten una impotencia sexual mediada por mecanismos cerebrales.
En cuanto a cuándo es demasiada pornografía, los expertos indican que no es muy claro desde un punto de vista objetivo y sería necesario valorar cada caso. La adicción al sexo afecta a un 7% de los hombres y alrededor del 1 al 3% de las mujeres, quienes ven cómo la pornografía se convierte en su mayor actividad de ocio, deteriorando su vida laboral, familiar, social y personal. En torno al 75% de los hombres y del 25% de las mujeres de la población general consumen pornografía de forma regular.
Si un especialista determina que existe un problema, es importante actuar pronto. La adicción a la pornografía tiene tratamiento y es más eficaz cuanto antes se actúe. Es importante que el paciente o sus allegados identifiquen la situación para poner en marcha la ayuda pronto y sacar al adicto del sentimiento de impotencia que refuerza su reclusión y su adicción.