Nunca es tarde para aprender y, si estás a tiempo de ahorrarte los incomodos momentos que las actitudes matapasiones dejan, qué mejor.
Todo está puesto. La noche es perfecta. Estás en compañía de esa mujer que tanto deseabas. El encuentro inminente está aquí. Pero, cuando menos lo esperas, algo, que inocentemente ignoras, parece haber apagado la llama de su pasión. ¿Qué pasó? Lo complejo de este tema es que hay una infinidad de actitudes matapasiones que sirven como repuesta a esa pregunta. A fin de poner esto de la forma más fácil posible, vamos a decirte aquellas cosas que en el código masculino podrían figurar como “irrelevantes”, mas no para ellas. Presta atención.
Evita…
La mala higiene
Para algunos hombres el tema de la higiene sigue siendo algo que merece poca atención. Desde una visión exagerada, se piensa que este tipo de cuidado personal no es afín con lo que significa ser “un hombre de verdad”.
El mal olor, el mal aliento, las uñas sucias, la casa desordenada y la suciedad en general no solo cambian tu imagen, sino que hablan también por aspectos más profundos. Déjate de lo desagradable que puede ser para ella darse de frente con sorpresa de este tipo, le estás mandando un mensaje que incluso llega a revelar la verdadera condición de tu autoestima.
Las prisas
Muchas mujeres aman los preludios. Si vas directamente a lo tuyo, puedes estar matando la ilusión de una experiencia mucho más significativa. Los preliminares son como un aperitivo que se sirve antes del plato principal. Es muy importante invertir tiempo y energía en ellos.
El narcisismo
Esto es más de sentido común, pero, por cualquier cosa, preferimos no dejarlo pasar. A ellas, en verdad, no les interesa que les presumas tus proezas sexuales, tu pasado salvaje. Llevar el foco hacia qué y cómo lo has hecho, puede ser una muy mala decisión que, a lo mejor, te resulte hasta contraproducente.
Pedir permiso por cada acción
Es importante escuchar a tu pareja, claro. Sin embargo, lejos de ser “tierno”, el pedir permiso por cada acción que tomes terminará por cansar, aburrir y hasta por entorpecer el libre flujo del acto.