La felicidad y otras emociones están siendo reubicadas, en el conocimiento, en razón de su principal área de expresión en el cuerpo.
A menudo creemos que el cerebro es el que hospeda todas nuestras emociones. Sin embargo, ¿te has puesto a pensar que muchas de ellas tienen manifestaciones en otras áreas del cuerpo? Por ejemplo, está la idea bien conocida de que cuando estamos cerca de alguien que nos atrae sentimos “mariposas en el estómago”. Cuando esa alegoría empezó a circular, la ciencia no estaba tan avanzada como para asegurar qué pasaba ahí, y por qué, con lujo de detalles. Mas ahora se sabe que además del cerebro hay otro órgano asociado a la vida emotiva.
El verdadero órgano de la emociones
Al órgano en cuestión algunos lo han llamado el “segundo cerebro”. Es el intestino. Este está revolucionando los conocimientos de la medicina sobre la relación entre la digestión, el estado de ánimo, la salud e incluso la forma de pensar, según la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos).
Específicamente, a este segundo centro del control se le conoce como sistema nervioso entérico (SNE). Entre su prolongada extensión tenemos dos finas capas de más de 100 millones de células nerviosas, que recubren el tubo digestivo, desde el esófago hasta el recto.
De acuerdo con la fuente antes citada, la principal función del SNE es controlar la digestión, desde la deglución hasta la liberación de enzimas que descomponen los alimentos, pasando por el control del flujo sanguíneo que contribuye a la absorción de nutrientes y la eliminación.
SNE, el “segundo cerebro”
Aunque el SNE no es una máquina de pensamientos, los expertos subrayan que sí mantiene una profunda comunicación con nuestro cerebro, que termina por expresarse con resultados asombrosos.
Con relación a lo último, antes se pensaba que la ansiedad y la depresión contribuían a problemas digestivos. La gran sorpresa, conforme a las investigaciones más recientes, es que puede ser al revés. Es decir, hay pruebas de que los problemas gastrointestinales envían señales al cerebro que, a su vez, desencadenan cambios en el ánimo.
Como puedes ver, no todo le corresponde al cerebro; es más, no deja de ser un trabajo cooperativo en el que intervienen otros órganos. No obstante, respecto a las emociones, el protagonismo del intestino sigue descubriéndose, revelando en el proceso que es más relevante de lo que se pensó alguna vez.