La cruda, es un conjunto de síntomas experimentados después de un consumo excesivo de alcohol, que puede ser incómoda y problemática. Entre los síntomas se incluyen debilidad, fatiga, sed, sensibilidad a la luz y el sonido, vómitos, náuseas, dolor de estómago, temblores, mareos, trastornos del sueño, arritmias, ansiedad, depresión, irritabilidad y dificultad para concentrarse. Y si tienes más de 30, todos estos síntomas se agravan y las crudas te tumban tres o más días.
A mayor edad, más intensa la cruda
A medida que envejecemos, se produce una disminución en la elasticidad del cuerpo, lo que puede agravar los efectos del consumo de alcohol. Estudios revelan que después de los 30 años, los efectos de la cruda pueden intensificarse, lo que tendría que motivar a las personas a moderar su consumo a partir de esa edad. Cosa que no siempre pasa. Además, el metabolismo se ralentiza y la grasa corporal aumenta, lo que disminuye la tolerancia al alcohol debido a la menor actividad de la enzima deshidrogenasa, encargada de descomponer el alcohol en el estómago.
A largo plazo, un consumo excesivo de alcohol conlleva riesgos aún mayores. Se incrementa la posibilidad de experimentar deterioro cognitivo, demencia, problemas de visión, desequilibrio, caídas, disfunciones nerviosas, dolores musculares e hipertensión arterial. Los efectos negativos del alcohol van más allá de la cruda y persisten si el consumo es continuado y excesivo.
En cuanto a las recomendaciones, se aconseja no superar los 20 gramos de alcohol al día para las mujeres y 30 gramos para los hombres. Es importante recordar que el consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de padecer cáncer, problemas digestivos, pancreatitis, demencia temprana, depresión, ansiedad, disfunciones sexuales, diabetes y agrava problemas como úlceras, hipertensión arterial, osteoporosis y enfermedades cardiovasculares.
Estas pueden ser las causas por las cuales tu puedas estar sintiendo las crudas cada vez peores.
1. Disminución de la tolerancia al alcohol. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo tiende a tener una menor tolerancia al alcohol. Esto se debe a que el hígado, que es responsable de descomponer y metabolizar el alcohol, puede volverse menos eficiente con el tiempo. Como resultado, el alcohol permanece en el sistema durante más tiempo, lo que puede provocar una resaca más intensa.
2. Cambios en la composición corporal. Con el envejecimiento, es común que el cuerpo experimente cambios en la composición corporal, como una disminución de la masa muscular y un aumento de la proporción de grasa. La grasa corporal tiene menos agua que los músculos, lo que significa que el alcohol se diluye menos en el cuerpo. Como resultado, el alcohol puede tener un impacto más pronunciado y contribuir a resacas más fuertes.
3. Alteraciones en el sueño. A medida que las personas envejecen, es posible que experimenten cambios en la calidad y la duración del sueño. Una mala calidad del sueño puede agravar los síntomas de la cruda, ya que el descanso adecuado es importante para la recuperación del cuerpo después de consumir alcohol.
4. Estilo de vida y responsabilidades. A medida que nos adentramos en la edad adulta, es común que las responsabilidades y el ritmo de vida cambien. Las personas suelen tener más responsabilidades laborales, familiares y sociales, lo que puede llevar a una menor tolerancia a las crudas. La falta de tiempo para descansar y recuperarse adecuadamente después de beber alcohol puede hacer que los efectos de la resaca sean más notorios.
Es fundamental beber con responsabilidad y conocer nuestros propios límites para minimizar los efectos negativos del consumo de alcohol, uno de los peores o el peor... la maldita cruda.
