La búsqueda de alimentos más saludables y nutritivos nos lleva a descubrir el berro, una verdura que ha sido denominada la más saludable del mundo por expertos en nutrición.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) asigna puntajes de densidad nutricional a las verduras según su concentración de vitaminas y minerales esenciales, y el berro ha obtenido una puntuación perfecta de 100.
La verdura más saludable es el berro pero ¿qué es?
Esta verdura, con un sabor entre agrio y picante, se ha convertido en una revelación en el mundo de la alimentación saludable.
Pero, ¿qué es exactamente el berro? Se trata de una verdura que crece en aguas dulces, como arroyos o estanques, y está relacionada con el repollo, la col rizada, los rábanos y la mostaza. A pesar de su sabor distintivo, el berro ha sido consumido durante más de tres milenios y formaba parte de la dieta de antiguas civilizaciones griegas, persas y romanas. Incluso se estima que pudo haber estado presente en el menú del primer Día de Acción de Gracias.
Además de su larga historia culinaria, el berro es conocido por sus beneficios para la salud.
Expertos en nutrición, destacan su alto contenido de vitamina A y potasio, superando a la lechuga típica en estos nutrientes. Sorprendentemente, el berro también contiene más vitamina C que una naranja, lo que lo convierte en una excelente fuente de este antioxidante. Su valor nutricional ha sido reconocido a lo largo de la historia, incluso el Capitán James Cook lo consideró una cura para el escorbuto durante sus travesías marítimas.
A pesar de sus numerosos beneficios, el berro puede ser difícil de encontrar en supermercados convencionales. Se suele encontrar en mercados especializados. Sin embargo, si logras conseguir berros, hay varias formas deliciosas de incorporarlos a tu dieta.
¿Cómo incorporar el berro a los platillos?
Los brotes más jóvenes de berro tienen un sabor suave y tallos tiernos, lo que los hace ideales para ensaladas y como aderezo para diversos platos. Por otro lado, los berros maduros tienen un sabor más intenso y picante, y sus tallos se vuelven más fibrosos, por lo que es recomendable cocinarlos. El equilibrio es clave, ya que cocinarlos demasiado puede hacer que se pierdan nutrientes.
También puedes prepararlos en salteados y caldos, asegurándote de no cocinarlos en exceso para conservar sus beneficios nutricionales. Cocinarlos ligeramente también ayuda a descomponer los tallos fibrosos, lo que facilita la absorción de nutrientes en el sistema digestivo.